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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

Momentos Creativos
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noviembre 15, 2011

Agradecimiento a usted, mi amada necesidad.

Querido ... señor... no, joven, amante... no... admirador... Mejor dicho mi complemento, el aire de mis mañanas, la dulce comodidad de un cuerpo.... Mejor dicho mi amado. 

Gracias... debo darle gracias por tantos momentos que me ha brindado, con tanta caballerosidad y ternura. Por su presencia su esencia y su postura. Por sus movimientos, sus respiraciones, por el aire de las mañanas, el consuelo de las lágrimas, la comodidad de su pecho y la valentía de su amor.

Que palabras tan dulces salen de sus dedos por medio de estos dispositivos tan sumamente modernos. Pero más dulce, más dulce que el dulce con el que en cada detalle me endulza, es el dulce de su existencia a mi lado.
  
Debo confesarle, que a pesar del miedo, cada vez que usted me presenta la oportunidad de ver sus ojos, siento una alegría inmensa correr por mi cuerpo, correr por mis venas, inundar mi cabeza y desbordar mi corazón. Veo, en esa piel de ambar, en esos ojos de cielo, en esa alma increiblemente hermosa, ese amor que profesa y sale de mí esa sonrisa serena que a usted le embelesa.

Quién sería yo? Quién usted. Si esa tarde de nostalgia, de amor francés, de confesiones y de su atrevida, romántica y tan esperada iniciativa de ese beso en la ventana, nunca hubieran llegado al árbol en donde le esperaba. 

Humilde señor... admirador... imperfecto hombre, perfecto para esta mujer imperfecta que consuma con usted su perfección. Es usted las manos que me acarician en las mañanas, me anidan en las tardes y me consumen y construyen en las noches. Es usted la mirada intensa que me reintegra a la vida. Es usted el alma que me guía en la oscura sociedad. Es usted el aliento de un sueño, el camino de un anhelo y el soporte de una realidad. Es usted la nube de mi cielo, el tronco de mi árbol, es usted lo que siempre había anhelado. 
Usted.... es mi tú. Eres mi inspiración, mi hogar, el calor, el ensueño, el atardecer visto desde una nube; eres el pintor de mi cielo estrellado, el constructor de mi sonrisa; y el asesino del dolor y la monotonía. 

No necesitas pedir que no me aleje, no necesitas rogar porque me quede. Soy yo quien necesito seguir encontrando cada día la manera más sincera, porque así es que se vuelve hermosa, de definir lo que por ti siento. Soy yo quien necesita de lo sublime de nuestras esencias. Soy yo quien te necesita. Soy yo quien quiero que me necesites para que siempre sepas y sonrías al saber que no puedo dejar de pensarte, de amarte, que lo que de mí emana es algo más que palabras. 

octubre 29, 2011

"Consejo a la amiga enamorada"

Cálmate.
Esas ansias que te carcomen a su lado son hermosas, pero mira lo crueles que son al dejarte sumida en la porquería de ascuas, en la duda de si eres o no correspondida. Es un vidrio de dos caras.

Querida, eres dulce. Tu sentimiento salta porque es sincero y es evidente que te emocionas al verlo. Mereces la alegría de ser amada, pero cuidado no te deslices con tanta facilidad hacia la fantasía porque el corazón que en ti despierta tal rubor está en este momento preferiblemente solo.

No. Tampoco te decepciones. No le tortures tu corazón con el afán de sentir algo por cualquiera. Por qué le elegiste? No te vayas con el alma vacía que en él puedes encontrar la energía que necesitas. No desfallezcas, trepa la barrera que tiene que le conozco lo suficiente como para saber que necesita algo sincero, que nada le ha funcionado y que le duele no haber encontrado aún la persona que a amar le enseñe. 

Siéntate. Espera a que el sol alumbre tu cabeza, espera a que como el agua cobija las rocas, una capa de paciencia envuelva tus ilusiones. 

Mírale como aquel ser maravilloso que despierta escalofríos en tu cuerpo, no como el rostro armónico que muchas quieren. Mírale como aquel ser invisible que con cada abrazo hace estremecer tu interior. Mírale como aquel ser inconfundible que al conversar hace crecer tu razonamiento. Recuérdale y agradécele por despertar en ti esa débil sonrisa nerviosa. Deja en su vida algo de alegría, aprende y crece y ayuda a que él haga lo mismo. 

Piensa en que si te arrojas como una ola sobre un cogollo, destrozaras el hilo principiante que a ti lo acerca. Pero no pienses en la esperanza de hallar alguna vez una excusa lo suficientemente grande como para que él te diga lo importante que eres, deja que te lo diga. 

Despierta. De nuevo has estado soñando con una realidad alterna. Mira tu reflejo, qué sería de ti si no te auto-controlaras? Cálmate.

El amor es cosa hermosa, aunque en su mayoría de casos sea banal, fugaz y migratoria. Te digo que esperes porque si consumes con rapidez el momento, la experiencia será corta, como el aprendizaje. Espera, porque ese amor que se ase a ti, refunfuña por poder salir, pero no tiene aún cuerpo, está germinando cual semilla de campo; no es un gran árbol, aún,  y si corres por sentirlo, sólo terminarás aplastando con tus pies lo que estabas sembrando con las manos. 

Ponle freno a la carrera de tus sueños, enamorarse no es lo mismo que amar, pero hay que hacerlo antes para lograrlo. Nutre tu alma con cada paso en su compañía para que el día de mañana te des cuenta, de que el amor, que buscas tan enamorada, llega de improvisto, te atrapa sin que lo percates, se cuela en tu cabeza a todo instante; que llega cuando descubres que la vida carecería de sentido en su ausencia. 

octubre 23, 2011

El amor de terceros

Vi que el amor es cosa ingrata. A muchos nunca les llega el mensaje de su verdadero significado.
Es ingrata porque su significado depende de quien la signifique y no hay ser humano lo suficientemente sensato como para nunca haber errado al interpretarlo.

Le hemos dado trono, basura, traición, anhelo, ilusión, lágrimas, esperanza y hasta venganza. Pero entonces 
qué el amor sino ser feliz a través de la felicidad del ser amado? Si su sonrisa te hace sonreír, si su llanto te hace llorar, si su enojo te provoca protegerle, si su respiración te da tranquilidad, si ves tu vida a su lado sonriendo por su felicidad, si te ves en él, tienes la fuerza que sola da el amar.

Entonces hay muchas clases de amor, pero siempre es la más letal aquella que más falta hace. La que terceros envidian y llenan de fusilerías sin sentido. El amor de entrega ajena llega de improvisto y hace que de repente uno reaccione, notando que hay algo en esa persona que lo hace ser diferente de las demás personas. Algo que le hace tomar aire, acelerar el pulso y buscar la manera de verle feliz.

Porque se corre por una mirada, un abrazo. Porque se sueña con un beso. Porque el mañana tiende siempre a ser más perfecto, porque uno pretende ser más feliz y perfecto para aquel imperfecto que encaja a la perfección con la imperfección propia. Porque el amor se encuentra en la atmósfera y se encarna en cualquier cosa para dar las lecciones que como colectivo no se pueden aprehender. 

Entonces los lentes ajenos son inútiles completamente falsos y lo único que hacen es distorsionar la propia visión y también la autonomía de aprendizaje. Las palabras de los demás solo cubren con arena un hoyo en medio de la tierra. Camuflan aquella zona desconocida y por conocer. Sólo con la entrega suficiente se es capaz de entender que esa experiencia propia es más maravillosa cuando se abandona a la entrega sin límite y freno y se deja a los terceros hablar en sus inútiles burbujas de cristal, mientras se regodean en la mediocridad y la conformidad.

octubre 10, 2011

El Mundo De Los Dos

Llovía, pequeñas agujas plateadas caían para burlarse de los individuos que corrían a resguardarse. La gente no era importante, pero una persona lo era todo, qué sin ella? qué sin su amor? qué sin su existencia? El sol era tenue, hacía varios días que unos cartones procuraban retenerlo en un reemplazo temporal de cortinas, pero ahora, los ojos, libres de recibir la luz de aquella misma ventana que vio un búho mojado, se movían por las paredes blancas llenas de pintura, carboncillo y cuadros dentro de un cuadro, observadores inmóviles. 

El sonrió. Se puso frente al espejo y ella se le acercó exhalando en su espalda, aquella que había mordido suavemente el primer día y que ahora era soporte de excitaciones profundas. Las sombras, las mismas que se desvanecían en la noche, se mecían como danzando. Sus ojos, llenos de atardeceres, eran del color del amor, una fusión de los colores de cada uno. A ritmos calmados, plasmaban sus alma en el otro con la paciencia y la intensidad de un artista. Él era el lienzo, ella las pinturas y la obra era el mundo de los dos. Se dirigían hacia lo que sería una galería interminable de su vida juntos. 

Sin nación ni país, el sol los trataba con la misma maravillosa ternura por el hecho de ser. Recorrían palmo a palmo lo que antes era ajeno, dejando las murallas para terceros. Ningún lugar era seguro, los brazos, la espalda, el abdomen, todo se inclinaba a temblar, a sudar. Las manos, el rostro, los muslos eran completamente lisos, firmes, abiertos, conocidos, reconocidos, memorizados, sagrados. 

Y mientras los reflejos de un sol de alguna tarde se anidaban en el cristal y bordeaban la silueta de ambos, mientras sus rostros se hacían un corazón en un beso, mientras sus almas se movían de cuerpo a cuerpo en libertad absoluta, desearon, afirmaron, decretaron ver los años escurrirse en la ventana, ver la vida al ritmo de los besos, los susurros, las promesas y ver su fin juntos.


octubre 03, 2011

Visores de una Bulímica.

Las agujas se trasportaban de derecha a izquierda por el reloj. La ansiedad era el premio del descuido y la trompeta de bienvenida a las posibilidades. De verdad está tan mal? No lo sé. Arrebatos me poseen para destrozar mi autoestima con comentarios, opiniones y discriminación social. La piel me hace alejarme de los demás. El dulce me tienta. La consciencia no se digna más a tratarme porque no vale la pena hablar con mi estupidez. Dónde está la felicidad, adentro? afuera? en el cuerpo? en el alma? con él? complaciendo a los agentes de mi desorden corporal?

Me hallo en una carrera depresiva, vertiginosa, camuflada por las sonrisas, los planes familiares y una vida normal. Un problema que para los demás es un cuento y para mi una realidad, la culpa del chocolate y la frustración después de desaforarse y las risas burlonas que desestiman mi preocupación.

Lanzo gritos de ayuda con marcas en mi piel, con mis pómulos roídos y con los ijares de mis costillas. Estoy en una burbuja antisonido que ha sido construida por mis complejos y los ajenos, porque no hay comunicación y meno comprensión, porque sólo hay caras largas de decepción.`

Quién me escucha... Sólo él, mi corazón. Sólo él entiende porque sabe, siente y me conoce. Entonces me mira a los ojos, me seca las lágrimas y me abraza. Como quisiera poder olvidar todo cuanto me aflige, pero la presión, el dulce, la comida, la gente, la inspiración y mi gordura siguen allí. Es posible que el amor nazca? Quiero amarme a mi misma, pero nadie me ayuda porque tampoco estoy pidiendo ayuda como debiera. Porque mi voz no es más que evasivas y mis ojos se fijan en los alrededores para que los demás no adivinen los intentos tortuosos de estar delgada.

septiembre 21, 2011

Al chico que le marcaron un antes y un después en su alma.

El, a quien toda estrategia le encajaba con las mujeres, se quedó sin molde para crear. Soltó los hilos, el borrador... las máscaras. Dio la vuelta y se arrojó en los brazos de su amada. Era el momento en que después de sus catarsis ocultas aceptaron seguir en el camino desconocido, sellados por hilo y estrellas.

Estaba embarcado en un camino sinuoso de texturas mixtas,  iluminado sólo por el reflejo de los astros diarios que atesoraban sus secretos. Se sintió flexible. Sin ataduras. Memorable y amado. Libre de reír sin sopesar miradas ajenas. Se sintió movido a acariciar y saborear labios de sabor a algo especial. Trasportó sus palabras de una manera que no le convencía del todo. Si he de amar será con actos, pero estas palabras venían como una milicia para soportar la responsabilidad de todo. 

Escuchó el susurro ondulante en su corazón, las palabras con las que podría mantenerse en vida, las palabras sin las que no podría pasar la página o despertar del sueño. Un cuatro, un dos... una fecha. Una tarde, una amanecer... el tiempo. Un cuarto con cuadros y espías en las paredes que esperaban pacientes a las artes inspiradas de su dueño. El árbol, la paloma, el pez y hamster, testigos vivientes de su sonrisa espontánea. La mirada en el punto fijo y la interacción impredecible, la reciprocidad de su amor.

Entre sus ojos se clavaron los de ella y en su alma los rayos del sol en esa silueta femenina. Entonces el futuro se enmarcó y sus mundos alternos, las pinceladas de los sueños se fundieron en un blanco y negro rodeado del color de sus almas. La dualidad que se unifica.


septiembre 04, 2011

La madrugada del dos.

Su sonrisa se coloreaba con el alba... morada... o violeta. El resoplo del viento agitaba un poco su cabello. Las sombras fueron tomando carácter más claro, pero las suyas seguían siento tan exactas como cada uno imaginaba y recordaba con sus dedos. El aroma de sus nervios sobrevolaba sus cuerpos y sus mentes, mientras el miedo se rezagó a la esquina que ninguno de los dos podía evitar, pero mantenía alejada. Juntos... impregnados en el alcohol de los besos... encendidos en los susurros de sus confesiones... expuestos con sus corazones al desnudo.Las sonrisas de confianza se levantaban abanderando sin pena el hecho de disolverse en sus esencias, iluminando el brillo honesto de sus ojos. 

Dos. Dos. Juntos. Dos. Uno. Juntos. Dos.

Allí donde la luz comenzó a revelar lo erizado de sus brazos, allí donde labios pasaban con un toque ingenuo, las horas se disolvieron entre ojos... en las miradas de ternura... miedo... fulgor y pasión. 

Se fueron atravesando la ansiedad con los poros. La delicadeza de sus manos al re-trazar sus cuerpos se presentó para imprimirle existencia al espacio... al tiempo... al sentimiento y a la desorientación del acariciar. Se fueron posando como hojas en el viento, con la intriga y la ansiedad de acercarse a la línea; de rosar el otro lado... el cambio y la entrega sin retorno. 

Retumbó en el alba el toque letal de sensibilidad.... Todo fluía con la suavidad del terciopelo de la intensión de sus caricias... Sus temblores y sus respiraciones gritaron. 

Dos en un cuadro. Dos en un árbol. Dos en una canción. Dos en una voz. Dos en un sentimiento. Dos en una madrugada.

Formaron un cuadro con la única perspectiva de unirse. los colores de sus sueños se difuminaron.. los trajes que usaban para con los demás, sus pieles y sus máscaras, como derritiéndose y tornándose doradas, cayeron desnaturalizadas... aplastadas por la composición de sus caricias... Instintivas y adecuadas. Aplicaron los labios en sus trazos sin finalizar, todo para tinturarse del color único de su amar.

La sensación de pureza que exhortaba sus sentidos se anidaba en sus pechos y coleccionaba el misterio de lo indescriptible de sus experiencias, de su locura y delirio mutuo...  La madrugada marcó el ritmo de sus corazones que se mordían del vuelo de sus emociones. Las palabras se tornaban sin sentido al tratar de describir los detalles que a cada segundo descubrían en el que ahora era ellos mismos.

Devastaron uno por uno sus poros y destilaron las preocupaciones para arrojarlas al fuego... Se ungieron en el suave sonido de sus susurros y exiliaron el frío. Se asimilaron, se consumieron, se probaron, se acostumbraron, se extrañaron y se consumaron... 

Entonces, las plantas de sus pies descansaron flotando desnudas en el borde de la cama. Descansaron de las carreras absurdas por encajar una cereza en una lata de atún... la miel de su forma de ser en el vinagre de terceros... Descansaron de las múltiples mutilaciones para acomodarse a los cualquiera. Descansaron de ocultarse... de los gritos sofocados... Llenaron sus vacíos. Descansaron y aliviaron sus heridas con suspiros de estas por primera vez... completos... tan inspirados... tan para ellos. 

Uno.

Se internaron en el templo de sus interiores y agradecieron a la vida por el instante perfecto. Por el tarde adecuado. Por las gotas que rosearon su mañana, por comenzar el camino tomados de la mano con la fuerza de no querer soltarse... Agradecieron por grabar un trozo de sus almas en el corazón del otro.

agosto 29, 2011

Instalada en el reflejo de tu mirada.

Sigue...
No pares...
No te detengas...
Jamás dejes de hacerme sonreír... 
Jamás me prives de hacerte feliz.
Jamás te vayas de nuevo, quédate e inunda mi atmósfera con tu olor a ámbar y a atardeceres...

Deja que esa luz penetre nuestras consciencias y permita que así como los reflejos nos iluminan, la luz nos aclare. Deja que el naranja cobrizo de la tarde me empape de tu gusto. Deja que mi respiración se acople a la tuya. Deja que disfrute de tu memoria... de la presencia inaudita, única e increíble de tu regazo. 

Déjame en tu estela... en tu corazón, en el altar de tu cuerpo.  Incrústame en tu camino, y has de nosotros el arte que desempeñas... El carámbano de nuestra cueva.

Retumbas en la habitación. Acomodas tu imagen en mi cabeza. Me trasportas a un lugar donde adoramos lo humano, donde el mundo se derrite al calor de los sentimientos, donde lo que nos rodea parece ser una maqueta mediocre.

Reluce en tus ojos un halo multicolor, el agua de un arcoíris... El átomo perdido del minuto que ya pasó y que invoca al siguiente. La excusa perpetua para no irse a tiempo. La mirada que detiene el espacio y encapsula el tiempo hasta que desvanece.

Entonces reflexiono en medio de la embriaguez que tu tacto me provoca, aparece una sonrisa invadida de una pena pueril, y de una esperanza innata.

agosto 22, 2011

Una tarde de pequeñas confesiones.

Tengo tanto por decirle que prefiero callar, mis palabras escupirán ácido en nuestras heridas- Dijo suavemente la chica que no tenía ni 5 de ser Linda. Su amiga, Soledad, le dio una palmadita en la espalda, acomodó un poco el cubrelecho que abrigaba a Carolina, e intento en vano cambiar el tema.

-Me encanta ese cantante, su estilo, su música...Viste la nueva casa! es incre...

-Esta tarde, estuve tan cerca de ir a buscarlo a su casa... pero no sé si mi orgullo o mi cobardía me detuvo... no sé qué hacer... 

Soledad le dirigió una mirada compasiva, maldijo al chico que le quitaba el sueño a su amiga. Se levantó de la cama y buscó algo en el bolso que combinaba con sus zapatos. Hubo un silencio inesperado, que Soledad soportó con la paciencia que sólo con Carolina podía tener. No era que ver a su amiga llorar sin lágrimas no le afectara, pero si al fin de cuentas, lo peor ya había pasado, y ella debía encargarse de hacerla sentirse mejor, no más deprimida.

Tomó una chocolatina y partió un pedazo mediano. Se lo llevó a la boca y disfrutando del segundo exquisito y cremoso de ese oscuro elixir terrenal, miró a su amiga. Le había crecido el pelo bastante, aunque todavía mantenía ese aspecto alocado un poco infantil y bastante natural. Tenía que haber adelgazado al menos un par de kilos, su busto firme y suave se dibujaba de una manera sutil y seductora. No llevaba maquillaje; siempre le había envidiado la manera en que no necesitaba aplicarse nada y no dejaba de verse bien. Con un poco de timidez, pero completamente convencida de que tenía la razón, le tomó la mano. -Debes fijarte en otras personas... comenzar de cero.

-No puedo.

-Si, es sólo que te fije en las personas que te quieren hacer feliz...- Le retiró un gajo de pelo que llevaba sobre la cara, aún húmedo. Estaban en casa de Soledad. La había encontrado caminando bajo la lluvia de esa tarde, sin inmutarse del frío o de que sus pulmones débiles se resentirían. No le importó cita con otras chicas, ni tampoco afán, regresó acompañada para cuidar de lo que quería cuidar. -Personas que pueden estar muy cerca... y te adoran por quien eres...
  
-Que no! ... No es sólo él... es todo... su perfume, las tardes, las luces de la luna, TODO!, sus labios, sus manos, sus palabras, hasta su hamster! 

Respiró y exhaló con un suspiro que no pasó desapercibido. Carolina le tomó la mano y le agradeció. Sólo con ese acto, su piel se erizó y de una vez se puso en pie.

-Creo que dejé la estufa prendida... El café se dañará!- Corrió escaleras abajo y, aún con el sonido de sus palabras en su boca, analizó su situación. Sacudió la cabeza como si con ello lograra disipar los pensamientos que la arrinconaban mentalmente.

Al subir, la encontró mirando fijamente la ventana. Dispersa en ese mundo que imaginaba, que nadie entendía y que por desgracia el único que había alcanzado a compartir un poco, había abandonado. Deseó tener las puertas abiertas, pero sus dudas persistían. Carolina le pidió que se sentara a su lado y la abrazara. El pulso de Soledad se incrementó con fuerza cuando sintió el aroma cálido y característico de su amiga. Con suavidad repasaba líneas en la espalda de su amiga y observaba con ansiedad sus brazos hasta ver lo que esperaba pero aún así le sorprendió ver, el vello rubio y delicado de sus brazos erizados.

-No es justo con nadie... no me anima hablar con nadie más, no suspiro por ver a nadie más... Quisiera gritarle en la cara el amor que siento... pero no es justo conmigo... con él...

Como de costumbre Carolina le había leído el pensamiento sin siquiera notar que tanto se acomodaba a esa situación.

-No es pertinente, no aceptará nada de lo que le diga... soy cobarde...- Carolina miró a su amiga y la apretó hacia sí. -Quisiera besarle... ver la luz de la tarde de nuevo reflejada en su cara y sonreír por verle feliz.

Soledad se soltó un poco, temiendo que su instinto se pusiera en contra de la prudencia. La miró a los ojos y controlándose para no llorar susurró. -Tal vez en un futuro, en otro tiempo, en otro espacio... o... en otra vida. 

agosto 14, 2011

"Al disparador de las balas más dulces".


¿Cómo está supuesto que se resolverá el asunto? Enciendo una vela cerebral y avivo su fuego con el suspiro de mi desconocimiento sobre qué siento. 

Es devastador no comprender por qué no puedo dejar de invocarle... llamarle en la oscuridad de mi rincón, susurrar su nombre en las estelas y las claves de mis oraciones. Cada molécula de mi cuerpo se inmola. Navegó en un mar anaranjado que raya en el horizonte con el dorado del sol. Estoy ciega por él... su luz no me ilumina. No concibo no ver sus pensamientos, pero infaliblemente se me refunden en la niebla de la incertidumbre y la sonrisa del macabro juego de la duda. Es una posibilidad. 

Me confrontan las voces de quienes me rodean. Construyen con un impulso benévolo y altruista una superficie temporal para que pueda apoyarme. Siento que con el fuego de su comprensión desaparece un poco y lentamente el frío que acompaña su ausencia. Se templa mi cuerpo para acostumbrarse a la nueva temperatura, como si me cobijara. Siento que mi andar se alivia. Por un instante, su imagen se congela y deja de trastornarme con sus miles de reproducciones, tan espléndidas, tan mosaicas, tan artísticas, tan humanas, tan cruelmente hermosas. Todo se torna más fácil, aparentemente. Es simple, porque me entumecen, con morfina duermo casi tan pacífica y perfectamente despreocupada como si apoyada en mis brazos mi cabeza permaneciera, todo sobre la rama plana de algún bosque encantado. 


Pero en realidad, todo se reduce a "no estoy mal porque se ha dormido el dolor". Se merma a "no siento". No siento el viento en el balcón; la tibia caricia en mi paladar de un poema amigable; mi propio llanto, invisible, pero tan latente como que soy sin lágrimas, con más dolor que demostración.

Por un momento logro sonreír, contemplar el mundo como camino que sostengo por delante, que dibujo con mis pies. Lo observo, pensando en lo que deseo formar con las herramientas de mi crecimiento. Pero en realidad, sólo es un momento donde como por milagro logro ignorar que camino (porque no sé si avanzo) a la luz mojigata de la incertidumbre entre los enramados de la confusión.

Palpita en mis palmas la sangre... la reliquia material del amor, el producto de la unión corporal y la materialización de un alma. El líquido que humecta el amor... la esencia de nuestro corazón, de nuestros motores. El ritmo de nuestros pensamientos y deseos. Entonces, con sólo percibir el olor zozobroso de la luz del mundo de mi cuerpo, se retuercen mis glándulas y mis nervios despiertan gritando desgarrados. Seré sin lágrimas, pero no sin dolor, porque no hay peor dolor que no ser capaz de sentir dolor, de doler sin doler, de doler y no poder materializar ese dolor con el soberbio ataque del llanto. 

Todos los cimientos que terceros procuraron levantar, se van desbaratando; con la misma rapidez que mi sonrisa se mancilla y entre sus grietas deja relucir el borde levantado de esa máscara sonriente. Se divisa el color pesaroso de mi verdadero sentir. En el esfuerzo más sensato, lanzo la red de una mentira al mar muerto de mi lógica; y con una voz enrarecida por la máscara que deja trasmitir el mensaje, sostengo que pronto pasará, que no me lastimará más que de lo que me he lastimado yo, que más temprano que tarde habré aprendido la lección sin salir tan dañada profundamente, tanto como para recordar su presencia y sus efectos eternamente. Que desesperada e inocente falacia. No es más que la desvalida onda de la piedra que cayó en el agua, el impacto, del agobio y la presión de haber perdido el gobierno.

No necesito consuelo porque es ineficiente para lo que por propia voluntad he astillado con tanto fervor y pasión. Aquellos, desconocidos de nuestro nudo, conocidos de mis manos, remilgan, nadando en contracorriente. Reman para rezagar el agua y evacuar la inundación, mientras que con un movimiento sinuoso, en una pequeña ola, el agua retorna para posesionarse de lo que ya le había pertenecido... todo.

Procurando no despotricar de los intentos fallidos, de los salvavidas desinflados, lanzo el suspiro concluyente. Reposo sus derrotados argumentos en mi pecho y les envuelvo en el abrigo de mi bienestar mediocre, invencible, persistente... casi parásito. La moral no puede ser levantada al intentar seducir con el argumento de : "podría ser peor" ¿Acaso no es más deprimente pensar que ni siquiera para sufrir se es suficientemente bueno?

Entonces me poso en el hilo que une mis abismos, en el lapso entre la tranquilidad y la angustia, entre la ansiedad y la paciencia. Reprimiendo y carbonizando a la vez, a la una con la otra. Atacando con mi brazo izquierdo mi mano derecha y respondiendo con el mismo movimiento inverso. No hay clavo, hay hoyo. No hay madera, hay corazón. No hay martillo, hay besos ¿Quién habría adivinado que, aparte de artículo, también podía ser bala? Orificios donde él se enardece. Orificios perforados por la dulce caricia de unos labios, por el aliento de unas palabras. Perforaciones que sostienen como cuadros de un gran artista, todas las imágenes que decidí mantener en una exposición privada sólo para nosotros, sin reparo de cantidad o calidad... Imágenes que decidí me arrinconan al borde de sangrar por gusto... de sangrar y abandonarme a su sentido del gusto.

agosto 12, 2011

"Rompecabezas de sus sutilezas 1"

Así se armaban y se desarmaban día a día.
Se repasaban sin necesidad de más reglas que ser sinceros.
Se acostumbraban al peso del otro con la caricia de un tierno beso, con la incertidumbre del mañana y la sonrisa de un días después de mañana.

En un día inesperado, un dulce escurridizo les había acompañado ¿Sería sólo lo que querían oír?, o se mantendrían con la sinceridad de ser los únicos en toda su historia... El tiempo lo grabaría en alguna corteza de sus almas.

La luz del ocaso del cuarto día se reflejaba en sus pupilas, cada cual con la imagen del otro. Los días y las horas pasaban a grandes zancadas recostándose en las luces vespertinas iridiscentes. Cálida compañía. Los reflejos de la imagen que sostenían enfrente eran parte del mágico resplandor que brotaba cuando sus miradas se conectaban, tan conectadas como el Destino lo había decidido. Estaban colgados en un plateado hilo mágico creando un cuadro de constelaciones de estrellas.

Sin darse cuenta, sus presencias reencarnaban el esplendor del momento, que no lograrían evitar recordar; como si sus mentes se trasformaran en cámaras, obturando imágenes de los primas de sus esencias,  atrapando sus presencias para sonreír después. Cada mirada, cada respiro, cada palabra, cada canción, cada beso. Cada instante, sacado más de una ficción que de realidad, se arraigaba en el espacio y se abigarraba a sus hermanos, formando una densa atmósfera de suspiros comprimidos. Instantes en los que trozos de sus almas comenzaban a conectarse, formando un hilillo, y a enrollarse; uniéndolos con una sutileza que sólo un día extraño podría acompañar. Extraño... peculiar... encantador para ella... fascinante para él. Algo tan extraño que sólo podía ser continuado por la presencia de su diversidad mutua; que hizo al aire enrarecido, que les rodeaba, inducirla a respirar a bocanadas su brisa, permitiendo que él recorriera palmo a palmo sus hombros y hallara reposo en su cuello.

-La única certeza que tengo en la vida es que en algún mañana "moriré".  Moriré, a pesar de seguir viviendo en las raíces de algún árbol, esparcida en la playa, en el estómago de alguna lombriz, en las puntas de un copo de nieve, en el polen de un pensamiento o en las partículas de algún monte verdoso... ¿Por que no vivir mi hoy? ¿Por qué no esperar mi mañana con aquel poeta guerrero? ¿Por que no creer en que veremos nuestros rostros en este mañana que anhelamos? ¿Por qué no creer en que él también quieres ese mañana?- Pensó ella, mientras le tomaba el rostro y le observaba las pupilas dilatadas.

Le veía felino, su sonrisa le era más que grata. También sonrió y se ruborizó, mientras le paseaban las manos del artista por su rostro, delineando los ángulos de sus mejillas y su quijada. Tomó esas caricias, para acariciarle el corazón los venideros mañanas, lo venideros amaneceres llenos de placeres indescriptibles que sólo el amor puede proporcionar. 

Cada vez que al cerrar los ojos le veía, se percataba de que había necesidad de una escoba para que su mente llegara a él; sólo necesitaba una excusa más para volver a verle. Se declaró demente por no conseguir                      alejarlo de sí, por tenerlo tan con ella, por hablarse a sí misma. El dictado de su consciencia se emitía con tal volumen que todo lo que no fuera él perdía existencia.

-Frente a aquel árbol me despojé de la incomodidad con un gesto más representativo que físico; y para mi sorpresa, inspiré un aire más tranquilo. Completamente envuelta en un tejido de realidades, distraída, aún más de lo usual, por el tono dorado de su piel cetrina, sonreí, atrapada en sus ojos, en sus brazos. El rodeado por mis respiraciones, por mis susurros; abrazado a mí. Yo aprisionada en él. Juntos con el aroma de la tarde, humectando nuestros sentimientos con la miel de cada beso, con la ternura de cada mirada.

La tontería, y una buena parte del miedo, se le quedó detrás. Con una ancha sonrisa pudo declararse que los diarios viejos con los paisajes vagabundos de gitanería irían a para en el estante de ejemplares pasados, sin actualidad alguna. Había llegado algo más profundo que bailes y caravanas; magia, involuntaria, espontánea... natural. Todo giraba alrededor de un cambio de vida, de paisaje. El inicio de un nuevo libro, donde pasar páginas no significaba sepultar en el pasado lo sentido sino realimentar y acrecentar la historia, aprendiendo y  enseñando a la par... o mejor, olvidando la educación y tan sólo compartiendo.

Él miró a su alrededor y también se sintió diferente, no era la primera... pero si, la única. Respiró un aire mucho más pacífico de lo que había imaginado, a pesar de no ir en el camino de las palabras que había vociferado antes de conocerla. Comprobó que la piel se le encogía con pudor cuando él se acercaba. Ella se trasformaba con sólo recordar las pupilas brillante de aquel que "ni en sueños" había ensoñado tanto, y más que soñado evocado en sueños...

Más que palabras, los susurros, los embelesaron. Representaron dos rompecabezas abigarrados que se inter-presan, que se inter-prensan, para crear uno completamente distinto.

Ella sonrió con los planos enigmáticos del Destino y le recitó con la voz que ningún humano oiría -Llámalo como quieras: planetas alineados, cartas mágicas, lo que haya sido. No nos pusiste en el camino del otro por "coincidencia".

Se desprendió de la presencia trascendental que siempre la acompañaba como un ángel, de o no de la guarda, y contempló las incandescentes pupilas de sus ojos que le hablaban con un sonido sordo y con la gesticulación una boca exquisita habilitada para reproducir melodiosas palabras.

Él, engrandeciéndola y adulándola con su incontrolable mirada, dijo. -Te condeno a cadena perpetua... - Como si Calamaro pudiera describir más dulce lo que ya era dulce para el corazón de ella, quien deseó que ambos partieran rumbo a la prisión común que él había creado, donde "por un par de horas, no importara nada más que estar los dos... juntos".

agosto 07, 2011

El joven del árbol.

Respiró tranquilo, sintió partículas disparejas en el viento y sonrió medianamente. Su pelo negro contrastaba con la luz del sol. Era todo más grande que él, los árboles, las casas, el cielo... ella, en cierto sentido, porque él era tan grande para ella como el aire es necesario para respirar y por tanto para vivir. Observó fijamente sus palmas como si al hacerlo ella se reencarnara y la femenina espalda semi-desnuda se contorneara en medio de nervios y sensibilidades, una vez más.  

No existía otoño como tal, pero, en ese mes de agosto, los árboles se resquebrajaban con el viento, arrojando su follaje en una imitación a la lluvia. Soñaba despierto. -Se consumirá con la velocidad que nos devoramos- dijo como final a un discurso mental. La imagen del miedo ardiendo frente a sus ojos le brindaba un cálido alivio. El miedo desaparecería, llevándose consigo la pena y las limitaciones. Aparecieron detrás de sus párpados la imagen de los labios que le robaban el sueño, iluminados por el sol de un poco más de medio día. Un mordisco tenue a sus dedos que ella hacía combinando la picardía y la inocencia; una sonrisa espontánea, la unión de los labios rosa pálido para enviar un beso pequeño en el aire. La provocación más sutil, más suya, los instintos de ambos y la fusión de sus visiones.

En medio del césped que le rodeaba, vio un perro jugueteando con su dueño. Se recostó nuevamente en el tronco de aquel árbol donde por primera vez había sido reloj con ella, reloj sin noción de tiempo, reloj del momento en que se quitaban las telarañas de su corazón y contabilizaban algunas cicatrices a luz de la sinceridad. Se recostó con la tranquilidad que le faltó en la biblioteca al sujetarle a ella los brazos con fuerza, mientras jugueteaba con su cuello, rozando por intervalos el cuello y las mejillas. Sintió el impacto que esas emociones le daban a su estómago y a su corazón. 

Cerró los ojos, formando unas líneas aún tenues al rededor. El mundo ahora transcurría de tarde en tarde y su respiración se aceleraban sólo oír su voz, intérprete de melodías increíblemente afinadas, difuminadas en sus ojos. No podía impedir sentirse alagado por saber el impacto que recibía ella con cada mirada. Sonrió con satisfacción. 

Recordó el momento en que sintió su corazón al borde del abismo para explotar, todo en el resumen más perfecto, un beso. Un beso tras otro, el sabor de su combinación, su sabor exaltado y el de ella integrándose. Sintió como se aproximaban uno al otro con la intensión de fusionarse en un solo espacio, en una misma sensación, en la misma respiración y sin proponerlo, adivinó lo que ella estaba pensando en ese momento, conectados por sus pensamientos mutuos. Ella quería escribir la novela de su vida sobre su piel y dejar que él fuera su editor, quería encuadernarse junto a él, fusionando ese par de cuerpos, de hojas, en el mismo sentimiento.

Se levantó un poco resignado por el trabajo que le aguardaba en casa, siguió sintiéndose pequeño con respecto al árbol testigo de sus susurros. Desprevenido tuvo que aceptar un golpe en su cabeza con un eucalipto como un cumplido y una llamada de atención bastante peculiar y maliciosa. Consumió su cigarrillo con la calma que el sabor de la saliva de ella utilizaba para bajar por su garganta, con una sensación imperceptible, con la integración de ambos. 

Era uno de los pocos en entender que el modo en que ella actuaba y lo que hacía era un poco más que casual y bonito; pero era el único en poseer el remo de plata necesario para avanzar en el río de su alma. Sin darse cuenta, se estaba empapando del aroma que ella desprendía cuando él se le acercaba para "no responder por lo que hacía". 

Realidad. 10 minutos de fumar un cigarrillo y pensar en algo agradable. Dispersó el humo y renovado retomó camino por las escaleras. Respiró despreocupado, pero su  expresión se congeló por un segundo al percibir el perfume que emanaba de su cabello alborotado. Sueño, Sueños. Se dejó guiar por el olfato y al girar, encontró la sonrisa con la que cada mañana se encontraría, los labios que observaría y los ojos que besaría.

No muy seguido, pero si alguna vez en cuando, las estrellas se alinean para hacer que el Destino sea benevolente y deje que los Sueños se vuelvan realidad.

agosto 05, 2011

0 Beso, el artículo.

¿Qué es tan mágico en un beso que hace que una pareja sea nuestra dirección de mirada, sumida en el melancólico ballet de la soledad? ¿Qué sabor tiene, identificable, que hace a los besantes sus expresiones suavizar?... ¿Qué tanto contiene de nicotina o alquitrán para hacer que después de uno, salga otro para ocupar su lugar? ¿Qué tanto de mentiroso y encantador tiene para que toda una sociedad se preocupe por no terminar en soledad? ¿Es un escape, donde todos nos refugiamos para no sentirnos mal; una prueba de valor... o calor? Podría ser sólo un intercambio de saliva, un gesto de amistad o la manifestación de una emoción físicamente necesaria.

¿Cuán mágico es un roce de labios a la luz del mundo? ¿Es más importante que la gran torre Eiffel, las batallas de Napoleón, el Holocausto, la guerra fría, las vías, las construcciones, el café, el internet, el hambre, la sed, la guerra, las prisiones, los tesoros, la aventura, la miseria, Hollywood, los diamantes, las minas, el petróleo, la Bolsa de Valores, Neruda, Virgilio, Poe, Aristóteles, Camus, Kafka, Marquez, Caicedo, Celia Cruz, Rolling Stones? ¿Porqué todo se resume a una pretensión, como si en el fondo, en un espejismo surrealista, todo se detuviera a contemplar y anhelar ese contacto humano?

¿Qué más puede ser este acto primitivo y meramente de dominación, sino una locura surrealista donde el mundo sangra y dos perdidos les da por mirarse y sentir con sus lenguas cómo es la ajena? incluso puedo imaginar la ironía que quería representar el pintor de la vida en su cuadro, él que nos despista con el alias de Destino.

Parezco adusta, insípida y mojigata, sólo por un mero ósculo, pero todo responde a tener como inicio el no despreciar la opinión contraria. Si me debato en las arenas ajenas de mis creencias y salgo de allí con vida, podré atravesar cualquier desierto con la frescura de mi conclusión, fruto del devaste y reconstrucción de mis propias ideas. Entonces más fuerte grito, ¡un beso no es naturaleza animal! 

Sino viera con sensatez, ¿cómo podría llegar a pensar de un beso lo que ahora sino contemplo qué significa desde otra perspectiva? ¿Con qué derecho me aferraría, confiada de la construcción de mi concepto, abandonada a la luz de mis argumentos susurrantes, a la convicción que ha resultado después de esta alfabética disputa? ¿Con qué podría entonces sostener que un beso es el acto más humilde de comunicarse con el lenguaje del amor? ¿Cómo podría tomar el rostro de aquel evocador y perderme en el sabor de su alma, que roza la mía? Cómo, si quiero ser justa, sonreiría al evocar el color con el que pinto esta sonrisa? 

Un beso es un atardecer condensado, instalado en los labios de lo humanos; un regalo de las estrellas, que explotaron para hacer que existieran; lo más fresco y sofisticado; una miradas más un sentimiento. 
La suma de la matemática del amor, el artículo de lenguaje del amor, un tú más un yo. Un detalle íntimo, una sonrisa, un alivio, la narración de la angustia, el sudor, el anhelo y la inspiración de la cabeza de un enamorado, la explicación del clima del corazón. La casualidad del encuentro de dos entre el mundo. La frontera que no pide más documentos que la voluntad entre dos países, culturas, razas, historias, sexos. Un nudo, una conexión y un crecimiento. El complemento de una canción, de una película, de un desayuno, de un saludo, de un hasta luego, del bienvenido del nacimiento, y del adiós de la muerte.

En este mundo de signos, nos procuramos valernos de la originalidad de contribuir, subsignificamos y resignificamos el mundo mismo. Todo es una gran hoja de papel que se repliega sobre el repliegue y nos reúne a todos bajos los mismos ojos de la materia y la trascendencia, de los sentidos físicos que compartimos y los pensamientos pasados que no han traído hasta donde estamos.

Desde un beso hasta la imagen de Dios, desde Platón hasta el arte de la medicina, desde escribir hasta pensar, todo se ve intermediado por nosotros, todo, dispuesto y descubierto, todo, reorganizado y redescubierto, todo innovado y olvidado, todo colgando al hilo que sostiene el tiempo, todo replegado en la pared del universo, todo una vibración en el espacio.   

agosto 04, 2011

Monólogo de la cabeza de la chica de la pared.

-Y me estrellé de nariz contra la pared. Estoy atrapada aquí, por mi propia voluntad -Dijo ella, con una pequeña lágrima dispersa en sus ojos rojos, aunque mucho más tranquila que la noche anterior. -Estaba dando vueltas en la cama, sin poder dormir y aquí estoy empapada en las lágrimas que nunca había conocido, pensando en lo que me dejó cada segundo a su lado- Yo había llegado respondiendo a su auxilio; al parecer, o por lo menos por un tiempo, todo se había quedado en suspenso, como el derecho de un feto, programado para cuando viva. Le tomé la mano para confortarla, estaba fría, igual que su mirada.

Me había llamado insistentemente. Me había rehusado a ir por mera prudencia, tal vez por un poco de miedo a herirla más, pero sobretodo porque suponía que no tenía cabida en esos asuntos del corazón, tenía mi atención en otros asuntos. Sin embargo, estaba sujetando su cabeza en alto como refuerzo moral, como una palabra, mejor un discurso mudo. Estaba con ella, en una actitud "casual" y habitual con la excepción de estar en un caso donde lo peculiar me anunciaba que lo extraño estaba por comenzar, insospechado, pero evidente. Prefiero seguir en silencio hasta no tener más argumentos, sin lógica no sonaría mi voz... no soy alguna clase de presentimiento.  

-Todavía siento su perfume y su barba que no me causa alergia- Ni un día había pasado; para mi era el grito de alarma que me decía que el camino sería largo y no muy cómodo. De cualquier modo, nos gusta lo difícil.

Fuera o no una broma, no una coincidencia, él ya no estaba... Sólo el tiempo confirmaría su regreso. Su pelo me cubría con ternura, sentía la presión en su cuerpo, la ansiedad, la duda, el respeto por los sentimientos en juego, sus recorridos y las lágrimas de sus ojos, yo palpitaba con su estrés. 

Definitivamente, si se sentía incómoda conmigo, lo más probable era que llamara a la percepción para alguna razón metafísica... pero mientras yo estuviera presente, no dudaría un momento en iluminarle la segunda cara de la moneda. El chocolate que pretendía calmarla un poco ya no estaba tan caliente, el humo que saldría si lo estuviese era más un vaho fundido con el aire. -Me tiene en sus planes de futuro.- Me explicó animada, para callarme un poco y derribar cada argumento en contra. Siendo más objetiva, la visualicé en el futuro, y un poco alcahueta le concedí la alegría de estar de acuerdo en la posibilidad de un mañana más feliz y resuelto.

Envuelta en la suavidad de una cobija de material felpudo, la hice secar sus lágrimas y sonreír, sin optimismo no llegaríamos a ningún lado. Si bien no la dejaría elevarse en un imposible, no la llevaría a ver la vida sin sentido por ser demasiado "objetiva" un pequeño eufemismo de pesimista. No quise derramar sal en sus heridas, por lo que le pedí que no clausurara una historia que aún no finalizaba, con un sólo capítulo no teníamos material suficiente como para sonreír con tranquilidad, debíamos armarnos de paciencia por más rencillas que hubieran tenido las dos en el pasado.

Revivimos los momentos juntas, retroalimentamos la situación y sacamos el consuelo de vernos trabajando juntas por algo que tan feliz la hace. Muchos momentos a su lado la he reprochado, ignorado, y ayudado. En más de una oportunidad me declaré incrédula ante la posibilidad de muchas cosas. Muchas veces regresaba a mi, frustrada por no haberme oído correctamente. No soy su corazón, no soy su alma, no soy su percepción, ni su infancia, ni su experiencia (querida amiga mía), no soy su madre.... ¿seré su amiga?

Tarde me vale más que tu nunca...


Es curioso que lo que tanto nos duele lo busquemos en cada encuentro. Nos hiere admitir que llegamos tarde, pero en la tarde es que encontramos el brillo de nuestros ojos y los susurros que estremecen nuestros corazones. ¿Qué derecho tenemos de adueñarnos de esta palabra y trasformarla como lo que nunca habíamos soñado? ¿Qué derecho tengo de tenerte a mi lado? ¿Qué derecho tenemos a renunciar lo que no fue coincidencia?

Veo tus ojos y siento mis piernas desfallecer, eres mi tiempo completo, y te insinúas con sutileza en este fuera de tiempo, fuera de espacio, fuera de tiempo, porque no me importa cuánto tardaste sino que llegaste...

Me invades los nervios y me predispones a tu voz, me rondas en la noche avanzada, en la tarde, en el crepúsculo, en el amanecer, a las 10, a las 6, a cualquier instante. Me persigues aún después de vernos con tu sonrisa y tu expresión de plena satisfacción... de sentirte completamente tú ante mi.

Eres un inconveniente para mi ritmo cardiaco, una inusual sensación en mi estómago. 
Veníamos buscando en el polvo la miel de las nubes, veníamos maldiciendo la tarde porque sus rayos develaban nuestros vacios y las mentiras que usabamos para cubrirlos. 

Huíamos de esa sensatez, que nos gritaba que estábamos en el lugar equivocado y ya llegaría el gemelo un poco más tarde que temprano, resguardados en cualquier sitio, hasta que nos reconocimos y vimos uno en el otro todos los desastres y las mutilaciones que habíamos hecho para encajarnos a terceros... ¿Es realmente tarde? quién lo dice.... ¿nosotros? ¡por qué! ¿No se supone que no queremos verlo así?, y si nosotros no le significamos como tarde ¿porqué habría de serlo?. 

La vida es corta y tu y yo no somos inmortales, escapémonos a un lugar que sólo nosotros conozcamos, escapémonos a nuestro interior.  En verdad, ¿es todo? ¿un recuerdo? Eres más que una memoria...  Dónde vas a esconder que es mejor tarde que nunca. Yo te prefiero ahora, porque aunque tarde eres preciso y me haces feliz. ¿te hago yo feliz? ya lo has dicho. Te prefiero a mi lado que lejos, te prefiero ahora que nunca, te prefiero... a ti.

Pues, me doy, no puedo adivinar qué nos depara esta frase. Porque lo que quiero me ciega y me grita ensordeciéndome. Me doy por desorientada porque yo no puedo luchar sola, me doy... cuenta, que si te vas despertaré llorando de este sueño, sabiendo que este tarde para ti fue más tarde que para mi, fue un nunca.

Te doy las buenas tardes, porque para mi, todas, desde que veo tus ojos tan tralúcidos como el cristal, merecen buen augurio.  llueve, nos observan, y sin embargo, aún en mi peor estado, me brindas tu fortaleza. No puedo describir cuánto me gustaría que no se agotara. De tarde en tarde resucitas en mi mente, si no estás a mi lado, me besas la frente, la nariz y después dices que soy yo quien no puedo soportar no besar tu boca. 

¿Me dijiste alguna vez en algún sueño que para luego sería tarde? te respondo con lo único que sé que puedo, no es demasiado tarde... es tan tarde como sabes que soy yo, tan distraída, tan tenue, tan susurrante, tan difuminada, tan ... extraña.

¿Tarde, mal y nunca? como si fueran sinónimos, nunca me habían parecido amigables, porque la sociedad los usa para ponderar lo negativo, inoportuno o ineficaz, pero me siento tan incapaz de usarlo porque siento que nos estaría acuchillando por la espalda como si por fuerza del tiempo fuera mejor que lo determinado no se ejecutara ya, pero desde cuándo nos domina el tiempo así, envejeceremos, pero a nuestro gusto, proponiéndole una alianza y no una subordinación, confieso que si el Destino se puso de tu lado, al hechizarme a tu lado, es posible que el tiempo se refresque con nuestra experiencia.

¿En dónde te encontraré lucero de la tarde? guíame hacia tu sonrisa de nuevo, conduceme sin soltar mi mano, que voy distraída y la brisa me lleva siempre jugueteando.

¿De verdad te irás de mis atardeceres? ¿después de haberme susurrado el sentimiento que sobrepasa el querer? ¿Después de acomodarte en mi corazón y pintar un paisaje con tu alma en la mía? ¿Después de rozar nuestras esencias a través de la piel? ¿Después de saber que para mi tampoco el querer soporta lo que venimos construyendo?

agosto 02, 2011

A la treintena arbolada.

Alicia se sentó en el suelo y miró al techo. El blanco no le decía nada, simplemente la dejaba ser con su confusión y contradictoria consciencia. Los objetos del cuarto no adquirían mayor relevancia, un par de libros reposaban en el escritorio esperando pacientes a tener el chance de cambiarle el tema y aliviarle la presión interna. 

Ella no era completamente culpable de ser lo que era, pero si lo sería de la dirección que quería tomar... De verdad quería todo lo que era capaz de imaginarse con respecto a esa situación, pero la misma realidad le ponía freno... Tal vez el mundo le colaboraría esta vez en un acto de reconocimiento de esos cambios que estaba satisfactoriamente logrando.  Sintió un escozor en las mano, algunas costuras se reían por los lados y dejaban escurrir un par de gotas melancólicas. Al menos habría respuesta definitiva? clasificativa? categórica? Seguramente, si la hubiera, no serían tan extraños, tan frágiles, tan inmateriales, tan de ellos, tan ellos mismos. 

Quién podría controlar esa clase de sentimiento, cuándo todo se torna confuso e irrisorio, cuando el mundo se mofa de un sufrir minúsculo, tan vasto y tan profundo como es la soledad, seguramente, alguien... útopicamente. El consuelo reposaba sonriente con la satisfacción de poder identificarse mutuamente, pero los espejos los envolvían retorciendo la realidad para brindarle un toque literario a la jugada del Destino.

Alicia, de pelo negro intenso y ojos amarillentos, retiró de su lado las ropas que le amarraban y se entregó al vapor que emanaba de la ducha. Cerró los ojos y palpó su cuerpo, resusitando los fantasmas tan temidos del deseo genuino, del sentimiento... del querer... de la combinación de los colores de dos almas a la música de unos besos y al aroma de una tarde. 

Se sorprendió cuando al girar la cabeza vió el reflejo de la mirada enigmática que le robaba el aire y hacía a sus piernas temblar. Estaba tan cerca de esa esencia, tan cerca que podía tocar el rostro de ese cuerpo incorporal, de esa compañía mental.... Lo imaginaba? lo creaba? lo había soñado... y allí estaba, pero en u versión original.  

Sintió que la daga de su encantamiento se profundizaba con dulzura, el seguía tan lejos, tan enigmático, tan suyo como ella era de las estrellas... Un mes..... su mes, de ella, de él, de la tierra removida, de las curaciones expuestas. Se recostó en su lecho perfumado y se fundió con sus sueños en un cerrar de ojos, tan cálido como él los cerrara con ella, como si sólo los separara una nariz. Tan irreal como la barca de papel que los trasportaba, tan increíble como sus propias presencias, tan indescriptible como el sentimiento viviente, tan místico, tan sinuoso, tan ocre.... El todo enarbolado, inusual y extraño, exaltado, sincero y puro, repujado y grabado con la bandera de "más que una casualidad". 

julio 27, 2011

¿Por qué de besos?

Entre muchas veces que lo has hecho, y no sólo conmigo porque el mundo no se reduce a una parcela de tierra, te acercas a mí; pero con la diferencia de estar con el miedo de perder la razón, de mirarme a los ojos. Te acercas sintiendo el mundo vacío y a la luna como tu amiga y estamos en la comodidad de nuestra compañía, observando cómo nuestras palabras se funden con el aliento que exhalamos y se hacen evidentes en la neblina. No es casualidad, no puede serlo ¿Importa en dónde estabas? o que hayas llegado.

En mis pensamientos se abigarran cientos de imágenes y suspiros, momentos ambientados con la luz del atardecer que con tanta sutileza sonroja nuestros rostros. Te acercas a mi, una vez más y siento un pequeño temblor en mis labios ante tu presencia. Quisiera tener la voluntad de actuar como solía hacerlo, con sartén por el mango, pero ¿cómo? Quisiera resumirte y poder expresarte en palabras. Quisiera preguntarte ¿Porqué quieres un beso mío? Si con un beso mío no puedes comprar el cielo, no implica esto que te condenes al infierno tampoco. Entonces observo tu sonrisa natural y sonrío, sólo pienso en el perfume que se nos combina. 

En un beso mío puedes encontrar sólo lo que estas dispuesto a encontrar, es un país donde la política es que de acuerdo a tu capacidad tendrás lo que mereces, ¿qué clase de caballero eres? En un beso mío no sentirás lo mismo que con una modelo, no te rodearán cámaras ni preguntas molestas. En un beso mío sólo puedes ver tu alma cada vez que me permitas combinar los colores de nuestras esencias.

Con un beso mío no ganarás dinero o fama, pues eso no lo hace un beso; ni eso tampoco hace que te bese. No busco en un beso reconocimiento ajeno, busco conocimiento interno. En un beso mío sólo te ofrezco la riqueza que contiene una sonrisa verdadera, poco popular y escasa en estos tiempos de "sonrisas" por todo; sólo te puedo dar la fama de ser, para este público selecto de dos personas, no el primero, el único que quiero para mí.  

Con un beso mío no te quedarás sin aire, te suspenderás flotando en un mundo que se desvanece. Con un beso mío no me habrás conquistado, habrás empezado una aventura de la que no serás consciente hasta que algunas cimas hayas culminado. Con un beso mío no te sentirás más hombre, porque lo único que me interesa es que seas más humano.

Con un beso mío no habrás terminado el camino de búsqueda, habrás tomado la mano de un consejo sensato.

Si lo que buscas en mis labios, puedes encontrarlos en otros, no te acerques, porque no serás capaz de sentir lo que siento cada vez que es sincero. 

Y me doy cuenta que no cambiaría el momento en que nos hemos encontrado, porque de no ser así no podría verte como te veo ahora. No podría decirte cuánto te valoro como hombre, como dueño de una parte importante de mis pensamientos.

Conmigo no vivirás feliz por siempre, viviremos juntos la felicidad que contengan las desdichas y creceremos como mejores personas. Conmigo mirarás el mundo de un modo extraño. Conmigo el tiempo se desparramará en tus manos, y las miradas ajenas vendrán atraídas por lo inusual. Conmigo no tendrás una actriz, tendrás una mujer. Conmigo te sentirás incómodo en el silencio, pero lleno con el sentido de mis miradas.

julio 24, 2011

"Para comenzar la nueva historia"


Bien, empezaré - Pensó en voz alta, la escritora recorrió su cuarto. El aire se arremolinaba alrededor, conformando una nube meditabunda, como si el mundo pudiera leer todas la hebras que rodeaban su corazón, esas mismas que lo sujetaban gentilmente en la oscuridad de la incertidumbre con el brillo de una sonrisa. La mañana era brillante y el aire contenía un ligero aroma fascinante a almendras.

Se recostó boca abajo en su cama y suspiró, dejó que el viento le llenara los oídos de todas las frases que le resaltaban el rubor de sus mejillas. Posó sus manos en el rostro mientras se apoyaba con los codos. Esperó hasta quedarse sola, una misión algo imposible y le sorprendió comprender, no a ciencia cierta, el monto importante de cuánto polvo había removido... y no sólo propio.

Nunca habría de librarse de las maniobras del Destino, porque estas aparecerían a lo largo de su vida vestidas como coincidencias o casualidades, y esta no era la excepción, una nueva aventura comenzaba. Sin dudarlo, algo tendría que estar maquinando su amigo de piedra, el resabiado; alguna treta secreta de la que por más se devanara los sesos le era imposible sacar pista alguna. Lo único que el Destino había decidido mostrarle era que un "cabo suelto", "casual", la sujetaba del lado de la felicidad con una fuerza más vibrante que nunca. 

Meneó la cabeza en vano, procurando aterrizar un poco. El aro en su oído le devolvía la sensación animosa preguntándole ¿Algo para preocuparse?... La respuesta quedaba en los puntos suspensivos, sin algún remordimiento, en un quiero conocer esto que no conozco, en un no quiero saberlo, la misma morfina que había drogado al bicharejo en forma de abeja cuyo trabajo era estar pendiente de cualquier alerta, y gritar irritantemente como bocina de mal augurio.


Al lado de una lógica intermitente, reposando en su hombro, una onda mística hacía que el mundo se retrajera o expandiera al azar, como si las dimensiones en esta atmósfera se desvanecieran sin importancia alguna ante los susurros de una tarde. La magia no era ajena, pero siempre la había controlado y mantenido al límite de su habilidad. Entre hechizos y conjuros, sin darse cuenta, un encantamiento se había desbordado y la había puesto a protagonizar un juego del que no conocía bando u objetivo, en el tablero de su querido Ángel.  

Frunció el sueño, en una de sus tantas muecas, y tomó un libro para distraerse y pensar con mayor objetividad. La palabra impresas se diluían, el tema del que procuraba distraerse actuaba como disolvente corrosivo y organizaba las sílabas sobrevivientes al azar para regresar al punto de partida.

¿A dónde se fue la lógica que me servía tanto para controlar la situación? - Se preguntó. En reemplazo de una respuesta llegó una legión de porqués ¿Por qué ahora? ¿Por qué así? ¿Por qué pasa? ¿Por qué me pierdo en sus ojos? ¿Por qué quiero darle mi cariño? ¿Por qué? La respuesta era la misma, "porque si", una muralla que ocultaba los campos de estrategia del Destino y sus proyectos.

Ignoró su alrededor escuchando la interpretación mental de su alma. Dejó su libro a un lado, no sin antes pedirle disculpas por su falta de concentración. Minutos, horas, le besaban las mejillas, el tiempo y él llevaban la cuenta de cuán trasparente estaba siendo. Por primera vez, el Templo permitía que la luz resplandeciera con las palabras exactas, tímidas, únicas y susurrantes de sus anhelos y verdades. 

Se acercó a su escritorio y llenó la forma que su interior le pedía que diligenciara como requisito para soltarse por completo a esa sonrisa que quería salir. Reclamó una copia de los momentos para poder plasmarlos con detalle en el papel, pero eran tan únicos que sólo disponía del recurso extraño de su desmemoriada cabeza, que dejaba pícara y cruelmente resaborear trozo por trozo los días, en una acción cuentagotas de sonrisas. Miró en frente y con la pluma de su corazón suspiró al ritmo de las frases que salían.


julio 20, 2011

Burrumano.

Sintió su orejas, eran definitivamente largas. Su aliento delataba una cercanía anormal al césped. Visualizó sus dedos en un rostro ajeno.

Se restregó contra la corteza de un árbol como si esto le destiñera las imágenes de la mente. Sacudió su corazón, como si ello lo fortaleciera.
  
Observó su piel, gris y áspera. Respiró anchamente, sintiendo un espacio más vacío que lleno. Cuando quiso hablar, salió un sonido anormal y precario de cuyo nombre no me acuerdo. 

Se sentó vencido por el camino, observó sus herraduras gastadas, camino rocoso. Su cola espantaba las moscas de su alrededor, pero eran demasiadas.

Pensó por un momento en que esa tal vez era su naturaleza también, cobarde. Había perdido una batalla más que anunciada. Era más burro de lo que había sido antes. Se arrastró un poco por el sendero, probando sutilmente el sabor del polvo.

Un burro con un lápiz y un papel. Trató de hallar cómo trasladar sus pensamientos al papel, pero su capacidad no le daba para tanto. Se había dejado utilizar como burro de carga. Había dejado que la situación le dijera quién ser. Si hubiera sido él, ¿también habría flaqueado?

Las pulgas de su lomo, representaban todas aquellas situaciones tan incómodas, desangrantes.... chupasangre.... Las mismas que venían aguardando por un insecticida durante un largo tiempo.

¿De verdad tenía que estrellarse de nuevo? ¿Acaso no conocía ya la formula? Animal tenía que ser para no escuchar, "no confiar", pero el anhelo redentor había decidido ser estúpidamente benévolo y confiar. Retardada, acción muy retardada.

Será que ¿hay lugar para un burro estúpido, sensible, cretino e ingenuo? ¿Qué tanto de terquedad había habido? ¿cuánto de violencia tenía? ¿qué tan integra quedaba su vulnerabilidad? ¿qué tan presente estaba allí?

Sonrisa maquinada 1

Si la música me lleva, sonreiré con su golpeteos.
Que el aroma del día me envuelva en una esfera de cristal.
Si el día me trae diversidad, sonreiré con cada acto ajeno que me brinde un poco de entretenimiento.
Si alguien más sonríe en mi presencia, sonreiré aunque por dentro me mate la incertidumbre.
Sonreiré, como sonrío ahora, amargamente, con un sin sabor algo agrio que remata en mi estómago todos los parásitos que un momento agradable puede haber creado.
Aplico aceite, instalo un par de cables e ilumino mi rostro con este producto tan eficiente. Aprieto un par de tuercas para que sea más grande y con su sombra abarque todo ampliamente.
Sonrío porque si no lo hago, la tristeza se haría evidente y un par de palabras de cualquiera no servirían de nada, lo único que sirve es algo que inocentemente aún creo con posibilidad. 
Debo sonreír, porque si no lo hago yo, ¿quién lo hará por mí?  Sonreiré distinto a como lo hice anoche, porque esa risa sólo sale cuando es sincera... Soy mala mentirosa, ¿qué puedo hacer? Callarme, distraerme, pensar en otras cosas, para ver si el mundo de la imaginación hace que ni los actos, ni las decisiones, ni nada me hieran.

julio 17, 2011

"adiós, anuncio del recuerdo permanente"

Siempre he pensado que arrepentirme de nada sirve... 
Sin embargo, cómo no he de hacerlo si las cosas se conglomeran en un doloroso "adiós, anuncio del recuerdo permanente" 
Era inevitable, lo sabía. Si te ibas, tu fantasma, tus asuntos pendientes, me rondaría por un periodo interminable, armado de sutilezas.
La decisión me fue difícil, pero creo que si sospeché que eso sólo era el inicio de un camino bastante belicoso. 
Ojalá no sepa de ti en mucho tiempo o tal vez indefinidamente, en el fondo así lo prefiero. 
Me arrepiento de estarte escribiendo, porque es el viento mi mensajero cruel. Me arrepiento de haberte mirado con tanta amabilidad la primera vez que te cruzaste en mi camino. Me arrepiento de mi picardía y de tu melancolía tan parecida a la mía. Me arrepiento de nuestros egos, nuestras estrategias y nuestro trabajo juntos. Me arrepiento de haberte hechizado con mi aroma y de haberme quedado con tu mirada en un intercambio tácito por la mía. Me arrepiento del sonido de nuestras voces en aquella charla a la luz del atardecer en un kiosko cercano. Me arrepiento, esta y cien veces más, de la insensible niebla envolvente que rodeó la sensación de tu mano con la mía y que aviva todas las heridas. 

Ojalá no especule más de ti ¿Qué podría decir si hablara de ti? seguramente, si te nombro mis labios pueden desvanecer como cenizas de la impotencia y la rabia que contienen. 
Ojalá no te aparezcas más ¿Porqué las cosas quieren ofrecerme inevitables recuerdos de ti?  

Me latiguea el ego, ese que nos unió y nos mantiene en vilo enfrentado. No quiero pensar en que puedes estar a hurtadillas escuchando hermenéuticamente tu nombre. si lo hago tal vez sonría, y si sonriera al evocar un pensamiento amigable de nosotros, estaría tirando al vacío todo el juego que he planeado para menospreciar los lazos que nos unían, tan trascendentes, tan reales y tan malditamente vigentes. 

No. No sonreiré porque recuerdo con exactitud cada movimiento en el tablero, el historial de nuestra partida. recuerdo tu último turno, el que reventó las órbitas que nos ataban, explosión física mas no espiritual, para mi desgracia.

Pero, ¿cómo no me va a molestar la estela de tu presencia, si  la última vez que te vi el mundo te puso a mi lado tan casual? De tantas múltiples opciones, ¿a mi lado encontraste el asiento adecuado? . Mayor desgracia aún porque una voz tercera nos unió en un mismo discurso. Sangro, porque me duelen las dos sonrisas hipócritas que en fondo revelaron la nostalgia que compartimos, cruelmente convergentes.

¿Porqué me esfuerzo por decirlo? ¿porqué? ¿Porqué siento la necesidad de describir el ardor tan amoroso que envuelve la imagen? Siento en mi espalda la insensible caída de la cera derretida de una vela, que gota a gota enrojece mi piel, la caricia del fuego, el equivalente material de cada pensamiento que al gotear aturde mi mente.

¿Eres el mismo? tú,¿aquel que caminó conmigo en las tardes de octubre?¿el mismo que se mofaba de sus competidores para galantear y acercar su rostro al mio?¿el mismo que, cuando quise irme, me atrapó en sus brazos y en vez de soltarme se posó en mis labios?¿el mismo que se escapó por unas escaleras por miedo a flanquear en mi presencia?¿el mismo que no pudo mirarme a los ojos cuando de nuevo se alejó?¿el mismo que después de tanto lío se sentó cerca y simplemente sonrió?

¿Quién eres?, y porqué te acercas en la distancia ¿Qué eres?y porqué no desapareces de una buena vez por todas, llévate contigo todos estos rastrojos que insisten en siquiera mencionarte... llévate el polvo de nuestras miradas, llévate otra parte de mi alma.  

julio 10, 2011

En terreno árido no crecen las margaritas, las Oleadas no marean como la marea.

En él crecían, como en todos, sentimientos de soledad y confusión. Extasiado por espejismos había corrido por un tramo espinoso y ahora sus pies sangraban. Mientras se arrancaba bruscamente las espinas encarnadas y hundidas por la fuerza de su peso en la tierra, recuperaba un poco desanimado el aliento de una carrera que en vez de trofeo dorado le había brindado un trago de hiel para calmar su sed. En el fondo, estaba creciendo y haciéndose más fuerte, pero ¿cuándo ha sido descanso físico suficiente el consuelo de un futuro mejor? En el único momento en que el impulso aparece es en el que el alma y la mente lloran juntas y con una ínfima parte de resistencia se sostienen la una a la otra, un esfuerzo sobrenatural por subsistir. 

La sangre, que ya un poco coagulada se asentaba como una mancha vinotinto en sus plantas, se levantaba, imaginariamente, en un cuerpo sombrío que sonreía triunfante, como padre a un hijo. Podía recordar a la perfección las series de sonrisas que le habían pintado gran parte de su mundo y podía recordar la de lágrimas que le había enjuagado mediocremente la pintura roja del dolor de una bofetada, de un puño, los fuetazos enquistados de su pasado.

La persistencia estaba exhausta, en este momento no podía mirar al espejo sus ojos color humo, lo que le hacía reducir 1 o 2 grados su embriaguez de melancolía, entonces, se sentó en un tronco derribado y miró al cielo reluciente, aún agobiado por el peso de lo invisible. La sangre de sus pies no remplazaba la que debía emanar en su corazón para que éste pudiera empezar a sanar. "Que sangrado tan doloroso aquel que hace esperar la sangre". Fue consciente de su posición con respecto al gigante globo terráqueo en el que vivía y sonrío pensando "que lío más patético"; hacía mucho había buscado pertenecer y no era del todo de allí, había buscado encajar mutilándose un poco, pero era todo tan sólo un Lío Patético.

Con agua tibia, sale más fácil -pensó- Con miel se atrapan más moscas que con hiel. Pero lo que quiero atrapar no son moscas. Seguir con la insistidera y la rogadera es perder el tiempo ¿Porqué no mandar todo a la mierda? Insistir por explicaciones a los actores es como pedirle al dueño del circo que ofrezca diversión gratuitamente, es como llenar un colador de agua ¿Qué razón puede dar el desentendido? - posó su cabeza en el pasto, dejando su espalda diagonalmente bajando hasta su pelvis aún apoyada en el tronco. El cielo le pasó al rededor de una manera pasiva, en una comodidad arrulladora e hipnotizante. 

Un cosquilleo ligero en la mano izquierda le robó dos segundos de su embriaguez ambiental, se liberó del polvo que tanto le percudía el alma, como si las cerdas artificiales de un estropajo le removieran la causa de sus alergias. Recordó haberse sentido intruso en la sociedad de la que era producto, un árbol sin raíz, y con un punzón en el corazón se incorporó para observar el atardecer. Era una escena íntima, entre el sol rayado por las hojas y él. Sabía que más allá encontraría de nuevo esos mismos individuos, con el mismo camino mental, vendiendo las mismas ilusiones, sólo con "distintos" nombres. Una confabulación odiosa, involuntaria y despiadada que colocaba en su camino ramas secas en vez de frutos frondosos.

Con una sonrisa frágil, la única herramienta que sensatamente usaba, se sinceró con el viento. La luz cobriza de la tarde alumbraba el color rojizo de sus pies heridos sólo físicamente. Se tumbó de nuevo al pasto como desarticulado, riendo de los intentos infantiles que procuraban estabilizar un terreno tan irregular, tan nato en la ciudad y tan falso en su calor. Dejó que su voz se refundiera con los soplidos del aire y decidió descansar allí hasta que cambiara su Oleada, la marea de su corazón.

julio 09, 2011

A mis confidentes: el Destino, la Luna y sus amigos

Maldita neblina insensible que rodea este acto interminable como un terciopelo curtido del polvo de la degeneración social, dejándonos, a sus actores, dependientes de los resabios de unas tablas a medio construir; los cimientos que otros construyeron, luego destruyeron, celebraron y lloraron. Estamos aquí mirando hacia la tribuna con la intención de recrear algo mejor, porque eso hace un actor recrea, muy pocos crean.  

Bendito y maldito el destino agridulce que me envuelve en un postre circular. Que me ahoga de crema invisible y glaseado blando, un consuelo deformado por la esencia de algo más grande que nuestra finita existencia. Para mi confidente, ¿quién soy? Dime, querido Destino... Su silencio me arroja una respuesta igual de lógica a él. Soy una cereza inerme ante la masa. Engullida con la misma avaricia y facilidad con la que el mundo nos engulle; a algunos como harina, a otros como crema, y a otros como fruta. 

Soy mercancía publicitada como la solución del mundo, como el animal inteligente. Propaganda de un humano y en general de la humanidad. De mi; del que ama a más de una, del que desprecia al pobre, del que sube al poder mintiendo, del que arrebata la comida de una madre desesperada, del que enfermo mentalmente mata a su familia, del que aniquila sus neuronas como refugio de su propia inmundicia, del que hace la guerra por dinero. Todos, dispuestos como lindos juguetes destructivos sedados por esa sustancia que es al mismo tiempo morfina y formol, sustancia de la que muy pocos luchan por despertarse y menos logran safarce. ¿Somos juguetes de quién? de nosotros mismos, la vieja historia de muñecos.
  
Al calor no calentador de las luces artificiales de la calle, las nubes se humanizaron a mi lado, haciendo que la lluvia despercudiera la estela de yeso que quedaba sobre mi cabeza, rastrojo de tantos disfraces. 

Siendo honesta, en estos segundos nocturnos, mi sensibilidad se ve tensionada por la culpa de ese payaso farsante; y toda esta situación me hace recordar con un poco de nostalgia que aún hay hoyos negros en mi cuerpo que no sanan con un brochazo de estuco.

Maldita luna agazapada. La culpo por traer a colación con un sonrisa macabra de cuarto menguante lo irónico del camino que estoy recorriendo. En su luz me he visto recogida poruna  presencia mística, íntima, que ahora, sólo comparto con su marido, el sol, cuando en su hijo de cielo azul me fortalezco. 

Sin embargo ,esta testigo me hastía con su mirada conocedora. Retroescabadora de mis tripas y oídos. Memoria de las mismas palabras que no eran anunciadas por el emisor sino por el viento retorcido que rosaba mis orejas para enrojecerlas con el murmullo de algo conocido y terriblemente recalcitrante. 

En un vistazo es un caso completamente distinto... pero en la visión espectral, allí está el mismo karma regodeándose de mi debilidad. Cara, ocupación y voz diferente, pero a la larga, una reproducción barata de una serie de condimentos químicos y un par de suspiros por la niebla muy bien conocidos.

¿Pero porque todo son lágrimas secas? Si en una espiral de incienso quemado, me hallo conteniendo la paz que me queda, el resto de la fuerza que mentalmente he dispuesto; porque renunciar, no es una opción. Y estoy aquí, con la cara iluminada por un desconocido fulgor azul, frente a los cuchillos del viento, preguntando el camino y el modo. Caminando sin respuesta, en un laberinto de espinas de miel, sin luz, tropezándome con toda clase de arbustos, que en la recta final convergen en el mismo fin, hacerme tropezar.

Los moretones son de un imperceptible que sólo con los rayos blancuchos de ese astro tan cercano, tan femenino y tan misterioso resaltan como un marcador estas lineas, mis expresiones.

Este cemento, obra de las construcciones de "seguridad" humana está soportando todo el pudor que revienta en mis mejillas con un infantil y tierno toque rosa. Pero, ¿porqué he de alabarlo? si no es más que un montón de vasos internos sangrantes que se abanderan en mi rostro ante la interrupción de mis pensamientos habituales, ¡ante la violación de mi autonomía y curso natural mental!                           

Camino, camino con un ritmo acelerado que no termino de comprender, con un afán de no tener afán. Camino con un grabado en mi espalda, con una luz tan pesada que me oprime el clamor del sentimiento. Algo que sólo yo siento así y que me hace tan corriente como todos. 

Me miraban. Todos ellos, como espectros con ojos brotados y bocas sueltas al borde de babear. Me miraban indagando en exceso. A través de un sólo cuerpo, me observaba un ejército de individuos que se reducían sólo a uno, al Ángel recurrente que es el hermano del Destino, el mismo que a todos nos espera con la paciencia de una piedra.

Me enfrento a tu inmensidad insinuante con una risa corrida, con un aire de retador. Con la sensatez de mirarte sin miedo, como se mira a un viejo amigo, que me acompañará como polvo en mi camino. Me enfrento a ti como si fueras la mancha de mi piel. Me dirijo a ti con la voz de la parte que soy, que reconozco y que resalto con orgullo y exaltación triunfante. Con las palabras de agradecimiento del inicio de una nueva cumbre.

junio 30, 2011

"Mundo Fluido"

Mundo Inerte. No había a quién culpar.  
Esa sensación de soledad, de desprotección, de llanto contenido es producto de un miedo a la incapacidad.
¿Dónde está la mano?.... fuera, renunciando a ayudar.
¿Dónde está el ambiente protector?----
Es un encoger de hombros seco. Esta lágrima forastera es hija de nadie... de un nadie circundante que perdió la batalla antes de llegar al campo.

Por que el mundo gira, pero la repisa no. Y si lo hace no lo siento. Porque la luna llora, pero nadie la ve. Reparo en que todo es mi culpa. Soy la culpable de mis pasos y de mi endurecimiento prematuro-tardío. Tal vez es muy pronto para la cotidianidad, pero la velocidad de mi carro (destino) lo hace que sea ahora o nunca.

Mundo desolado. Sólo contra tantos insectos que te acuchillan con puntas de agujas, como si te "curaran" con acupuntura. No hay a nadie para culpar, porque todos son culpables tan sólo de existir. La vida así lo decidió. No soy ni siquiera yo, es el mundo humano.

Problemático ambiente. Insuficiencia. Confusión. Mi culpa, por percibirlo.

Pero al fin al cabo, sumergida en este vaso de agua, junto a tantos frascos de reservas. Debo ser capaz de voltearlo, porque me estoy remojando, como en incubadora, para germinar. Quiero romper el cristal o derramar el agua, estrellar los contornos contra el piso o el techo para poder respirar el aire con mis propios pulmones. 

Mundo Estancado. Aprisionado en un recinto, impropio; ajeno.
Ahogada sólo veo una maraña de hilos deformes e inconsistentes, cada uno representa un acto, un silencio, un sonido, una presencia, un adiós, un nombre, un desconocido común, un pasado sin sentido, no propio, que se enredan en mis extremidades sujetándome con el peso del "tiempo cotidianamente insuficiente". 

Reflejo de mundo, prisma distorsionado. Del otro lado, veo la luz de un foco eléctrico, la avaricia y los celos de la autodeterminación del sol. Una luz que grita con zumbidos de combustión. Un luz que desgasta el aire, pero que interrumpe el silbar de un pájaro despistado. 

Mundo Fluido, mundo vivo, mundo propio.
Una flama que me llama a derretir las ataduras y saltar al grifó, en búsqueda de nuevas aguas.