Sigue...
No pares...
No te detengas...
Jamás dejes de hacerme sonreír...
Jamás me prives de hacerte feliz.
Jamás te vayas de nuevo, quédate e inunda mi atmósfera con tu olor a ámbar y a atardeceres...
Deja que esa luz penetre nuestras consciencias y permita que así como los reflejos nos iluminan, la luz nos aclare. Deja que el naranja cobrizo de la tarde me empape de tu gusto. Deja que mi respiración se acople a la tuya. Deja que disfrute de tu memoria... de la presencia inaudita, única e increíble de tu regazo.
Déjame en tu estela... en tu corazón, en el altar de tu cuerpo. Incrústame en tu camino, y has de nosotros el arte que desempeñas... El carámbano de nuestra cueva.
Retumbas en la habitación. Acomodas tu imagen en mi cabeza. Me trasportas a un lugar donde adoramos lo humano, donde el mundo se derrite al calor de los sentimientos, donde lo que nos rodea parece ser una maqueta mediocre.
Reluce en tus ojos un halo multicolor, el agua de un arcoíris... El átomo perdido del minuto que ya pasó y que invoca al siguiente. La excusa perpetua para no irse a tiempo. La mirada que detiene el espacio y encapsula el tiempo hasta que desvanece.
Entonces reflexiono en medio de la embriaguez que tu tacto me provoca, aparece una sonrisa invadida de una pena pueril, y de una esperanza innata.
Habia un inquilino, dibujado con trazos suaves y corredizos, que de alguna extrañara manera hara perpetuar lo visto.
ResponderEliminarSucede que aveces la vida mata y te encuentras solo en un corazon reciclable. Pero sucede tambien que sin saber como, ni cuando, ni donde algo te eriza la piel y te rescata naufragio....tal vez un beso con sabor a algo especial....
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