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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

Momentos Creativos
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enero 24, 2013

Entremés de recuerdo

Es distinta la sensación. Sí, impredecible... el pensamiento, ese que a veces es imagen; otras, sonido; y otras, sensación; ése que de vez en cuando es tan fuerte como las tres cosas unidas y aparece llamado de repente aún por las cosas más inconexas.

Tal vez atraído por una melodía, por el reflejo de una persona ajena, por una brisa helada o por la misma acción con distinto dueño, como los que besan a una persona y piensan en otra.  

No sé si para todos es lo mismo. Claro, la época no ayuda, ahora, con el internet, uno puede buscar las fotos del que quiera ver... pero eso no compra el recuerdo. Imagino que antes, la memoria servía a más largo y detallado plazo. 

Aún sin ver fotos, lo pienso.

Incluso, en el momento en que uno recuerda a alguien no se se recuerda con exactitud fidedigna, sino que proyecta la imagen que uno quiere ver de esa persona. No sé si a todos les pasa lo mismo, pero por más que me esfuerzo, no sé si es mi memoria, mi cerebro o mi sentimiento el que no funciona. Por más que quiero, no retengo a la perfección el rostro de quien recuerdo, a ratos, a pocos, a impredecibles. 

Pero, si recuerdo algo: expresiones. Que son como marcas de agua que van indelebles con esa persona, que no se repiten y que se graban en mi recuerdo más aún que un nombre. 

Los recuerdo, sonrientes. 

enero 23, 2013

Romanticismo, la oportunidad de sorprenderse.


Una anhelaba dormida, el otro despierto. El que se atrevía a manifestarse bebía los instantes amargos de un 50/50 y la que no se atrevía se confesaba ante cualquiera tan seguido que nadie le creía. 

Esa ella lo aceptaba y hervía de nostalgia por un otro, ese él, delgado y extraño, la miraba compasivo y ya no tan enamorado, con la indecisión y el sentimiento de no querer herirla. Una otra se arrepentía de un adiós mutuo que no lograba sacarse de la cabeza, mientras aquel nuevo se quedaba con la propuesta colgada en los labios y la esperanza de que algún día esa ella aceptara. El desesperado se sentía solo e irrespetado y veía en su cama la trinchera nocturna en el campo de combate de su hogar, mientras la intransigente adquiría un tono social muy dulce y una intimidad muy paternal e imponente para con él. La una sin poder sentirse libre y entregada y el uno sin tener sentimientos y riesgos que le cambiaran la vida. 

Todos incrustados como cristales en la montaña. Todos conectados por los lazos de búsqueda de un sentimiento, de un cambio de vida, de una sensación, de una guerra sin muertos.



Para bailar necesitas tu cuerpo, pero es esencial el espíritu. Para amar se necesita el pensamiento, pero es esencial el sentimiento. 

Por más que se insista, la luz no le esclarece la vista al ciego. Al igual que subir al máximo el volumen de un parlante sólo ensordece la melodía, el arrebato de sentirse seguro de lo que nace con alguien sólo desintegra las oportunidades que pueden tener para sorprenderse y sobrepasar el precipicio de un final incómodo y corriente. 


Si lo construido reposa en el cuerpo de la voluntad verdadera, ser consecuente con las voces internas y con los años es no arrepentirse, pero si de cambio se trata, no es aceptable parar de construir.

Estar callado por la voz de dos entendimientos no es lo mismo que temer demostrar las convicciones por medio de las palabras. Convivir en el miedo, no es lo mismo que vivir con paz. No grites, en el silencio de lo que percibimos del futuro, está el camino de la sorpresa. Calla y lee las respiraciones; canta con dulzura y envuelve en terciopelo los corazones que cuidas. No discutas, pero tampoco te quedes inamovible, baila, con ritmo, con astucia y pasión.

No tengas prisa, conocer y disfrutar es primordial para amar.

enero 16, 2013

Al caballero


Si me quejara de su encanto sería una salida hipócrita para no caer en la tentación de besarle. Prefiero a esperar a ver si sucumbe usted primero con un impulso, como sentimiento pleno y sin freno, o con una declaración.


Mis silencios son más pesados que los suyos, están cargados de lo que pienso. Los suyos guardan el reposo  posterior al decir sin mancha lo que usted ve, piensa, quiere y siente.

No soy igual a usted, a lo mejor soy más cobarde, más natural y más impulsiva. Para mí el mundo tiene esperanza y espontaneidad, para usted, lo primero y la responsabilidad individual que recae en la palabra y el honor. Callo lo que pienso, mientras ud posee la paz de no atarse a lo oculto.

Si pudiera usted trasladar sus ojos para ver como yo veo con los míos, notaría cuánto esplendor cae de sus labios cuando habla, aún cuando ni siquiera es su cuerpo el que en presente de espacio y tiempo lo dice, sino simplemente me escribe... o a lo mejor, tendría que ser yo para que pudiera percibir ese efecto que su energía causa en mí.

Pero puedo sonar poeta, como usted me dice; o redundante, como otros prefieren. Queda en mi consciencia que es la forma en que soy sincera. Queda que las palabras que le doy son pedazos de mí. Mi pluma no llora, es más cruda, al herir y más descarada al hacer lo que mi lengua y mi ser vacilan.

Quisiera retarlo, pedirle que no me diga lo que me quiere decir, sino hasta que yo se lo pida, y que mientras ello ocurre escriba usted todo lo que piensa y siente. Sin pena. Sincero con ud mismo, individual libre y no manipulado. Con la sinceridad que increíblemente le caracteriza. Y con el honor de mantener su promesa por su propia alma y por mi sonrisa.

Después me gustaría que me lo diera, sin que se alejara de mí. Con la plena confianza de que respetaré sus pensamientos y seré no la destinataria sino una simple lectora. Si así usted lo prefiere.

¿Encontraría allí un retrato hablado con la impaciencia, el dolor, la impotencia y el candor de un enamoramiento lento y silencioso? ¿o doy mucho crédito a  lo que he venido creando en mis sueños conscientes? Más ambas respuestas quedarán como pesas a mi silencio. Acalladas baja el flujo de la vida, bajo el flujo de cada día.

enero 05, 2013

Al sueño en pausa.

Nos encontramos en el puente donde el blanco y el negro se transformaron con la luz, después de tener que adoptar mil formas para vernos y aún así continuar sin poder hacerlo directamente. Falta poco.

He sido un árbol de cobre que arraigado sobre el cuarzo de tus peticiones, trata de reflejar la luna para que no te sientas tan solo. He sido tu cámara, un ojo recreativo, y he obturado para ti la imagen que escogiste, para que no dejes de ver y retratar lo que te rodea. He sido niño jugando entre el frío que físicamente desconozco, he sido niña soportando el frío que utiliza la distancia para congelar mi sangre.

¿Pero quién has sido tu? Perdona abandonarte a la tinta trasparente, perdona mantenerte tras la pantalla, perdona que no encuentre la forma para abrigarte.

Sin embargo el número no es vacío, han sido las cuentas más refundidas y besadas en celebración. 

Sé que has sentido que he dejado mi hilo suelto, para que vuele y zigzaguee por el camino. Tal vez tengas razón. Pero este amor se me asemeja al tejido de un sentido. Quiero sujetar mi hilo al extremo de tu cabo para que nos enredemos, zurzamos, atemos, cosamos, unamos, punteemos, y nos abracemos en la idea de que ninguna tijera logrará atravesarse en medio.

La duda me ha enseñado que los huesos de los que sueñan, pero se han quedan en la tierra por las alas rotas de su inconstancia, son el suelo crujiente de quienes se levantan a sonreír. La ganancia con algo de dolor repara la indiferencia. Hay fuerza en lo vivido, aún haya sido amargo.

Que no me digan que puedo pensar, menos qué. No tengo alma de máquina, eso se lo dejo al que se cree controlador. 

Por escrito... mi pluma es más fría que mis ojos, y sólo llora cuando ellos ya se han secado. Actúa, no me sirven las rodillas peladas. Enfrenta la canción solemne con la flauta de tu arte y desnúdala para que baile nuestro carnaval.

No puedo negar que la distancia ha llenado de escarcha mi caja de herramientas. Tal vez debas apurarte a tallar el frío porque tus lágrimas pueden congelarse en tu rostro y darle paso a esta maldita carnívora bacteria. 

No te quedes tomándote el tiempo como alcohol. Con el impedimento y la frustración, toma a la creatividad y ven galopando hasta la puerta de mi corazón, espanta las pelusas que lo acechan y dedícate a cuidar el fuego de nuestra chimenea.

Nada se ha perdido, hay que reconstruir el rompecabezas. Te estoy instando a que me sacudas. Mis ojos extrañan tu forma de luchar por nuestra alegría. 

Pronto ya no habrá hielo. Saldremos al jardín, lo prometo. Cultivaremos orquídeas, rosas y toda clase de pensamientos para que las tardes se hagan de colores y nos brinden los pigmentos de nuestros cuadros. Posaremos nuestros silencios en el armario y llenaremos el té de palabras dulces.