Enigma 1

1 número de 1 dígitos. Multiplicado por 9. Sumando los dos dígitos resultantes de la multiplicación, restar 4 al resultado. Con el resultado resolver el acertijo ascendiendo y descendiendo, comenzando en el primero y regresando a tu número, hasta que el mensaje culmine en éste. Si conoces el siguiente de uno y los menores de tu número harás que se encuentren para que unidos te hablen.

Necesito ver la luz del día, me devuelve la vida. Oscilo en rayos para hacerme más fuerte, me acuerdo

de ti, amo tu sonrisa. Dame otro día de ternura; eres luz que aparece en los giros del mundo; eres un velo

porque abrigas mi piel y reflejas mi alma auténtica, por ti hablo sobre asuntos que a muchos les arruga el

corazón y me quitas la pena de la primera vez. Insisto, esta es una confesión a medias. Es un adiós a

las tristezas, porque armonizas las circunstancias de mi vida, sacas de mis labios, sin ningún problema,

sonrisas con una caricia, lágrimas con una declaración. Reencarnas la perfección que nadie más alcanza

porque eres tú el perfecto imperfecto, el alguien que cambia mi vida con una sonrisa repentina, pura 

y sólo con eso elevas mi alma, para que se reúna contigo. Evoco en mi mente, en mis tardes, lo eterno, 

tú, mi dibujo, mi paisaje. Sacas de mi el arte más reluciente, pero el más natural. Tienes que sabes que es

el único mensaje en que te daré el resultado, (espera de mí el esfuerzo más extraño por alegrarte el rato) 

del que quiero quedes asombrado. Enterneces mis inspiraciones y sacas ingenuos suspiros que esperan,

más de una vida, más de una alegría, más de esto tan hermoso que es nuestro Juntos. No importa esperar

una eternidad. Oh, eres noche, y también ensueño; eres el ser eterno con el que sueño, contigo me elevo

porque contigo descanso. Eres una onda que me envuelve en paz. Subiría al cielo y correría a encontrar

mi luz porque eres eso que cambió mi vida con su llegada. El destino puso frente al cristal un árbol que

contigo veo en las mañanas. Levantar las manos en un coro de caricias; pintar nuestras almas  de color,

lo primero que nos unió, la primera pincelada de este cuadro de candor. Entonces, quedémonos en vuelo, ya

que es el momento para expandir las alas hacia un mundo mejor. Nítido encuentro, sin buscarlo encontramos

el amor verdadero. Insisto. Garantizo, no dudé elegirte. Morzo. Amo. Quédate. Ubicado en este árbol. 

Eres mi fuego porque me haces danzar de alegría. Esencial es tu presencia para prender mi espontaneidad, tú 

enciendes las pasiones que creí imposibles para mí. Sale ahora en esta frase una fila de letras, antes por mí

prohibidas. Tú eres mi alma gemela. Armada de valor, el valor que tú me has dado, te susurro mieles con el  

aire porque con la inspiración que por ti de mí brota puedo llenar la atmósfera de rosas. Sosténme firme en  

tus caricias de brisa fresca. Bombea la sangre de mi corazón, hazme vibrar de emoción. Un mínimo toque y

das vida al ensueño de verte. Amo tu risa. Nunca te dejaré de lado. Dame un segundo. Olvido hasta tomar

aliento. Eres todo, una melodía inmensa que me ha hecho resignificar mi manera de hablar y pensar, de mirar

mi cielo, mi día a día y mis sueños. Te digo eres lo que me hace feliz porque no hay nada, te digo, en el

mundo, mi amor eterno, que me brinde los instantes brillantes que juntos inventamos. Te ofrezco la luna, toda

mi compañía y mi vita.

Me hace falta

Me hace falta, en la mañana.
Notar su presencia en la cama
Obtener de sus labios un sonrisa y un beso con sabor a ambrosía
Dejar en cada abrazo una estela íntima
Imaginar una escena romántica desde su ventana
Entender su sueño y acariciar su imaginación
Renacer cada día a su lado.

Me hace falta, en el desayuno.
Tener el momento perfecto para abrazarle sólo porque si
Elevar una taza caliente y brindar por el sol que nos mira
Anunciar con una broma el bienestar de compartir a su lado
Murmurar a su oído que todos hablan en otros ritmos
Observar de sus ojos la expectativa del nuevo día.

Me hace falta, en el almuerzo.
Encontrar los ingredientes y concursar por un beso
Reescribir la cocina con sus manos y las mías
Estudiar en sus expresiones el ingenio competitivo y la ternura desmedida
Servir una sonrisa, mientras plantamos otro granito de nuestro reloj sin fin.

Me hace falta, en la tarde.
Mirar al sol rayar el cielo e imaginar nuestra presencia allí en el momento
Ilustrar el mundo sólo con su reflejo
Admirar su sonrisa mientras roza su nariz con la mía
Labrar en nuestros cuerpos un te amo sin fronteras
Musitar a sus ojos sin mover los labios
Atender a su silencio con los sonidos perfectos de nuestra melodía.

Me hace falta, en la cena.
Girar la cabeza para seguir sus movimientos sin falta
Erizar su piel con palabra de dulzura y erotismo
Moldear su cabello en una caricia
Emocionarme con sus manos sosteniendo un plato
Levantar los brazos de emoción con suavidad perfumada
Añorar el momento indicado para mirar su cara sobre la almohada.

Me hace falta, en la noche.
Tímidamente acercarme a su pecho
Utilizar el aire para no olvidar la existencia de mundo entero
Vivir con la alegría de que no se irá de mi vida
Intuir sus ojos en mi espalda
Tocar sus labios para fundirme en lo eterno
Acariciar el cielo y esperar lo hermoso de nuestro futuro.

Me hace falta otro día.
Me hace falta avisarle de esta mañana en que le extraño, para que lea mi acróstico.

0Lo que te pido esta mañana.

Aún recorro los tramos de nuestro comienzo... me da escalofrío. Debo agradecer... mucho.
Hoy te apoyas en mis brazos, buscando calor para tu cabeza, que está más pesada de lo que sería consciente. Te acomodas abrigando mi espalda y respirando en mi nuca.

Me estremece en ternura y en alegría sentir la tranquilidad de tus exhalaciones, la dulzura de tu rostro en descanso. Inhalas con una celeridad impávida... estés o no soñando, me haces sentir como si yo nunca despertara de esta fantasía tan perfecta y tan divinamente real.

Te amo. Recorro tu rostro... sonrío. Luchamos tanto para estar donde estamos, abandonamos los temores que esta sociedad mediocre y sin orientación nos arrojaba con migajas para vivir. Finalmente el no rendirnos nos dio el placer de encontrar lo perfecto para nuestra imperfección, el alma gemela... única, intransferible, indivisible, irrompible, ensoñadora, increiblemente hermosa...

Gracias a tu presencia, descubrí que en realidad hay momentos más especiales que los especiales; la cotidianidad de robarnos las palabras, de hablarnos con los ojos, de llorar de alegría, de abrazarnos con una locura espontánea, de probar una ambrosía ilimitada a cada segundo, en cada lugar , en cada brisa que pasa, en cada instante de estar juntos.

Debo admitir que dejé todo lo que un día me importó, que acepté cosas que me negaba y que todo lo he hecho sin arrepentirme, y no sólo eso, sino que también lo volvería a hacer otra vez. Porque probé de tus labios la explicación más que suficiente para entender que el mundo podía cambiar si yo cambiaba de perspectiva para verle, que la vida no era competencia, era complementariedad.

Y después de recoger las semillas de aquel árbol que nos vio morir en ego y nacer en libertad, estamos sembrando. Plantando en nuestros cuerpos y nuestras vidas una unión, un significado más trascendental, un viaje ilimitado e infinito, un mundo juntos.

No sólo te pido que te quedes otro día más en mi vida, para que ilumines con delicadeza los senderos de mi corazón; te pido que desempolves el grabado, que desde nuestra primera vida, ha sostenido tu esencia en mi alma.

Te pido que miremos juntos la luna y la inmensidad del mundo; que viajemos por nuestros cuerpos, encontrando la solución de todos los problemas; que sonriamos en paz. Te pido que nunca dejemos de ser únicos en nuestra forma de amar, tan perfectamente ideales.

Te pido que respires mi mismo aire y me devuelvas la vida con cada beso. Te pido que tomes mi mano y no la sueltes. Te pido lo que te nazca, te pido tu amor sin fin.

Los mejores.

"Si, comencé a hacerlo sólo por aburrimiento. Jamás pensé que llegara en realidad a gustarme tanto. A muchos les desagrada... por no decir que a la mayoría..." 

Graciela, la novedad del lugar, se expresaba con suma frescura. Seguramente, si fuese permitido hacerlo en recinto cerrado, sería de las mujeres de cigarrillo en boca y mirada inquietante. No tenía tabús, ni en política, religión o sexo. 

-Y...- Me picaba un poco la lengua... incluso, desde la primera vez en que la había visto, sentía deseos de saberlo... - para usted, cuál ha sido el mejor...

Me interrumpí. Un reflejo de indignación pérfida, pero pulcra, pintaba sus ojos avellana, que sin ser asombrosos, poseían un fino, y no por eso menos atractivo, barniz enigmático de pasión. Inevitablemente, era tosca; de cuerpo firme, aunque no voluptuosamente cuidado. Sus piernas, sin ser muy largas, lucían sin embargo sensualmente torneadas.

No respondió. Era dominante, me gustaba. 

-No le ha costado trabajo la atención al cliente, he oído buenos coment..

"Son cosas de la profesión"

Se agotaba el tema... Leí en su rostro la parquedad de nuestra conversación. No se me ocurría nada para bajarla de su nube de ego, aunque tampoco podía creerme su total indiferencia... ella se sentía atraída.

"Qué..." Me dijo más en tono de reclamo que como pregunta.

Ante mi silencio, se acercó y me miró intensamente. 

"Estoy segura de que se pregunta eso... qué..."

-El qué?-

 "si"

-Porqué habría de hacerlo?- Sus labios dibujaron una mueca crispada levemente desviada, retadora, atrevida.

"Porque no entiende qué hace una mujer como yo, trabajando en esto..."

Efectivamente, me había pillado... así era... No era que yo dudase de sus habilidades, pero ante las demás, realmente lucía distinta, muy distinta.

Por un momento no hizo nada. Entonces, me ruboricé, cuando me dio su abrigo y salía detrás del mostrador. "El mejor de todos fue..." -dudó un momento. Se detuvo para pensar... miró a su alrededor, a todas las piezas que le rodeaban "hmmm, muchos." 

Debió ver la confusión que crecía en mí, en alguno de mis gestos, porque continuó... "Si. Muchos... tantos que ni siquiera reducidos a mas o, a veces, a menos del tamaño de una cartilla, no pueden llegar a caber en un mismo, grande como éste, recinto.

Yo la seguía, ella caminaba con plena seguridad de que yo lo haría. Apagó las luces y siguió caminando, mientras se ponía el abrigo. No me había equivocado de sitio ni de persona. Entonces noté en su voz lo que fue la primera sonrisa... "Necesitaremos, más de un café para poderle explicar acerca de mis muchos. Porque sin límite de tiempo o espacio, cada uno ha sido el mejor en determinado momento, en determinada circunstancia... y se han ido reemplazando entre sí, para ayudarme a ser, cada vez más ser humano... Shackespeare, Poe, Verne, Dickens, White, Kafka, Aristóteles, Nabokov, Márquez, Suskind..."

Y continuó nombrando autores, uno tras otro, desprendiendo con humo, nombres de los mejores, los mejores amigos, consejeros... los creadores de los libros...