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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

Momentos Creativos
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julio 27, 2011

¿Por qué de besos?

Entre muchas veces que lo has hecho, y no sólo conmigo porque el mundo no se reduce a una parcela de tierra, te acercas a mí; pero con la diferencia de estar con el miedo de perder la razón, de mirarme a los ojos. Te acercas sintiendo el mundo vacío y a la luna como tu amiga y estamos en la comodidad de nuestra compañía, observando cómo nuestras palabras se funden con el aliento que exhalamos y se hacen evidentes en la neblina. No es casualidad, no puede serlo ¿Importa en dónde estabas? o que hayas llegado.

En mis pensamientos se abigarran cientos de imágenes y suspiros, momentos ambientados con la luz del atardecer que con tanta sutileza sonroja nuestros rostros. Te acercas a mi, una vez más y siento un pequeño temblor en mis labios ante tu presencia. Quisiera tener la voluntad de actuar como solía hacerlo, con sartén por el mango, pero ¿cómo? Quisiera resumirte y poder expresarte en palabras. Quisiera preguntarte ¿Porqué quieres un beso mío? Si con un beso mío no puedes comprar el cielo, no implica esto que te condenes al infierno tampoco. Entonces observo tu sonrisa natural y sonrío, sólo pienso en el perfume que se nos combina. 

En un beso mío puedes encontrar sólo lo que estas dispuesto a encontrar, es un país donde la política es que de acuerdo a tu capacidad tendrás lo que mereces, ¿qué clase de caballero eres? En un beso mío no sentirás lo mismo que con una modelo, no te rodearán cámaras ni preguntas molestas. En un beso mío sólo puedes ver tu alma cada vez que me permitas combinar los colores de nuestras esencias.

Con un beso mío no ganarás dinero o fama, pues eso no lo hace un beso; ni eso tampoco hace que te bese. No busco en un beso reconocimiento ajeno, busco conocimiento interno. En un beso mío sólo te ofrezco la riqueza que contiene una sonrisa verdadera, poco popular y escasa en estos tiempos de "sonrisas" por todo; sólo te puedo dar la fama de ser, para este público selecto de dos personas, no el primero, el único que quiero para mí.  

Con un beso mío no te quedarás sin aire, te suspenderás flotando en un mundo que se desvanece. Con un beso mío no me habrás conquistado, habrás empezado una aventura de la que no serás consciente hasta que algunas cimas hayas culminado. Con un beso mío no te sentirás más hombre, porque lo único que me interesa es que seas más humano.

Con un beso mío no habrás terminado el camino de búsqueda, habrás tomado la mano de un consejo sensato.

Si lo que buscas en mis labios, puedes encontrarlos en otros, no te acerques, porque no serás capaz de sentir lo que siento cada vez que es sincero. 

Y me doy cuenta que no cambiaría el momento en que nos hemos encontrado, porque de no ser así no podría verte como te veo ahora. No podría decirte cuánto te valoro como hombre, como dueño de una parte importante de mis pensamientos.

Conmigo no vivirás feliz por siempre, viviremos juntos la felicidad que contengan las desdichas y creceremos como mejores personas. Conmigo mirarás el mundo de un modo extraño. Conmigo el tiempo se desparramará en tus manos, y las miradas ajenas vendrán atraídas por lo inusual. Conmigo no tendrás una actriz, tendrás una mujer. Conmigo te sentirás incómodo en el silencio, pero lleno con el sentido de mis miradas.

julio 24, 2011

"Para comenzar la nueva historia"


Bien, empezaré - Pensó en voz alta, la escritora recorrió su cuarto. El aire se arremolinaba alrededor, conformando una nube meditabunda, como si el mundo pudiera leer todas la hebras que rodeaban su corazón, esas mismas que lo sujetaban gentilmente en la oscuridad de la incertidumbre con el brillo de una sonrisa. La mañana era brillante y el aire contenía un ligero aroma fascinante a almendras.

Se recostó boca abajo en su cama y suspiró, dejó que el viento le llenara los oídos de todas las frases que le resaltaban el rubor de sus mejillas. Posó sus manos en el rostro mientras se apoyaba con los codos. Esperó hasta quedarse sola, una misión algo imposible y le sorprendió comprender, no a ciencia cierta, el monto importante de cuánto polvo había removido... y no sólo propio.

Nunca habría de librarse de las maniobras del Destino, porque estas aparecerían a lo largo de su vida vestidas como coincidencias o casualidades, y esta no era la excepción, una nueva aventura comenzaba. Sin dudarlo, algo tendría que estar maquinando su amigo de piedra, el resabiado; alguna treta secreta de la que por más se devanara los sesos le era imposible sacar pista alguna. Lo único que el Destino había decidido mostrarle era que un "cabo suelto", "casual", la sujetaba del lado de la felicidad con una fuerza más vibrante que nunca. 

Meneó la cabeza en vano, procurando aterrizar un poco. El aro en su oído le devolvía la sensación animosa preguntándole ¿Algo para preocuparse?... La respuesta quedaba en los puntos suspensivos, sin algún remordimiento, en un quiero conocer esto que no conozco, en un no quiero saberlo, la misma morfina que había drogado al bicharejo en forma de abeja cuyo trabajo era estar pendiente de cualquier alerta, y gritar irritantemente como bocina de mal augurio.


Al lado de una lógica intermitente, reposando en su hombro, una onda mística hacía que el mundo se retrajera o expandiera al azar, como si las dimensiones en esta atmósfera se desvanecieran sin importancia alguna ante los susurros de una tarde. La magia no era ajena, pero siempre la había controlado y mantenido al límite de su habilidad. Entre hechizos y conjuros, sin darse cuenta, un encantamiento se había desbordado y la había puesto a protagonizar un juego del que no conocía bando u objetivo, en el tablero de su querido Ángel.  

Frunció el sueño, en una de sus tantas muecas, y tomó un libro para distraerse y pensar con mayor objetividad. La palabra impresas se diluían, el tema del que procuraba distraerse actuaba como disolvente corrosivo y organizaba las sílabas sobrevivientes al azar para regresar al punto de partida.

¿A dónde se fue la lógica que me servía tanto para controlar la situación? - Se preguntó. En reemplazo de una respuesta llegó una legión de porqués ¿Por qué ahora? ¿Por qué así? ¿Por qué pasa? ¿Por qué me pierdo en sus ojos? ¿Por qué quiero darle mi cariño? ¿Por qué? La respuesta era la misma, "porque si", una muralla que ocultaba los campos de estrategia del Destino y sus proyectos.

Ignoró su alrededor escuchando la interpretación mental de su alma. Dejó su libro a un lado, no sin antes pedirle disculpas por su falta de concentración. Minutos, horas, le besaban las mejillas, el tiempo y él llevaban la cuenta de cuán trasparente estaba siendo. Por primera vez, el Templo permitía que la luz resplandeciera con las palabras exactas, tímidas, únicas y susurrantes de sus anhelos y verdades. 

Se acercó a su escritorio y llenó la forma que su interior le pedía que diligenciara como requisito para soltarse por completo a esa sonrisa que quería salir. Reclamó una copia de los momentos para poder plasmarlos con detalle en el papel, pero eran tan únicos que sólo disponía del recurso extraño de su desmemoriada cabeza, que dejaba pícara y cruelmente resaborear trozo por trozo los días, en una acción cuentagotas de sonrisas. Miró en frente y con la pluma de su corazón suspiró al ritmo de las frases que salían.


julio 20, 2011

Burrumano.

Sintió su orejas, eran definitivamente largas. Su aliento delataba una cercanía anormal al césped. Visualizó sus dedos en un rostro ajeno.

Se restregó contra la corteza de un árbol como si esto le destiñera las imágenes de la mente. Sacudió su corazón, como si ello lo fortaleciera.
  
Observó su piel, gris y áspera. Respiró anchamente, sintiendo un espacio más vacío que lleno. Cuando quiso hablar, salió un sonido anormal y precario de cuyo nombre no me acuerdo. 

Se sentó vencido por el camino, observó sus herraduras gastadas, camino rocoso. Su cola espantaba las moscas de su alrededor, pero eran demasiadas.

Pensó por un momento en que esa tal vez era su naturaleza también, cobarde. Había perdido una batalla más que anunciada. Era más burro de lo que había sido antes. Se arrastró un poco por el sendero, probando sutilmente el sabor del polvo.

Un burro con un lápiz y un papel. Trató de hallar cómo trasladar sus pensamientos al papel, pero su capacidad no le daba para tanto. Se había dejado utilizar como burro de carga. Había dejado que la situación le dijera quién ser. Si hubiera sido él, ¿también habría flaqueado?

Las pulgas de su lomo, representaban todas aquellas situaciones tan incómodas, desangrantes.... chupasangre.... Las mismas que venían aguardando por un insecticida durante un largo tiempo.

¿De verdad tenía que estrellarse de nuevo? ¿Acaso no conocía ya la formula? Animal tenía que ser para no escuchar, "no confiar", pero el anhelo redentor había decidido ser estúpidamente benévolo y confiar. Retardada, acción muy retardada.

Será que ¿hay lugar para un burro estúpido, sensible, cretino e ingenuo? ¿Qué tanto de terquedad había habido? ¿cuánto de violencia tenía? ¿qué tan integra quedaba su vulnerabilidad? ¿qué tan presente estaba allí?

Sonrisa maquinada 1

Si la música me lleva, sonreiré con su golpeteos.
Que el aroma del día me envuelva en una esfera de cristal.
Si el día me trae diversidad, sonreiré con cada acto ajeno que me brinde un poco de entretenimiento.
Si alguien más sonríe en mi presencia, sonreiré aunque por dentro me mate la incertidumbre.
Sonreiré, como sonrío ahora, amargamente, con un sin sabor algo agrio que remata en mi estómago todos los parásitos que un momento agradable puede haber creado.
Aplico aceite, instalo un par de cables e ilumino mi rostro con este producto tan eficiente. Aprieto un par de tuercas para que sea más grande y con su sombra abarque todo ampliamente.
Sonrío porque si no lo hago, la tristeza se haría evidente y un par de palabras de cualquiera no servirían de nada, lo único que sirve es algo que inocentemente aún creo con posibilidad. 
Debo sonreír, porque si no lo hago yo, ¿quién lo hará por mí?  Sonreiré distinto a como lo hice anoche, porque esa risa sólo sale cuando es sincera... Soy mala mentirosa, ¿qué puedo hacer? Callarme, distraerme, pensar en otras cosas, para ver si el mundo de la imaginación hace que ni los actos, ni las decisiones, ni nada me hieran.

julio 17, 2011

"adiós, anuncio del recuerdo permanente"

Siempre he pensado que arrepentirme de nada sirve... 
Sin embargo, cómo no he de hacerlo si las cosas se conglomeran en un doloroso "adiós, anuncio del recuerdo permanente" 
Era inevitable, lo sabía. Si te ibas, tu fantasma, tus asuntos pendientes, me rondaría por un periodo interminable, armado de sutilezas.
La decisión me fue difícil, pero creo que si sospeché que eso sólo era el inicio de un camino bastante belicoso. 
Ojalá no sepa de ti en mucho tiempo o tal vez indefinidamente, en el fondo así lo prefiero. 
Me arrepiento de estarte escribiendo, porque es el viento mi mensajero cruel. Me arrepiento de haberte mirado con tanta amabilidad la primera vez que te cruzaste en mi camino. Me arrepiento de mi picardía y de tu melancolía tan parecida a la mía. Me arrepiento de nuestros egos, nuestras estrategias y nuestro trabajo juntos. Me arrepiento de haberte hechizado con mi aroma y de haberme quedado con tu mirada en un intercambio tácito por la mía. Me arrepiento del sonido de nuestras voces en aquella charla a la luz del atardecer en un kiosko cercano. Me arrepiento, esta y cien veces más, de la insensible niebla envolvente que rodeó la sensación de tu mano con la mía y que aviva todas las heridas. 

Ojalá no especule más de ti ¿Qué podría decir si hablara de ti? seguramente, si te nombro mis labios pueden desvanecer como cenizas de la impotencia y la rabia que contienen. 
Ojalá no te aparezcas más ¿Porqué las cosas quieren ofrecerme inevitables recuerdos de ti?  

Me latiguea el ego, ese que nos unió y nos mantiene en vilo enfrentado. No quiero pensar en que puedes estar a hurtadillas escuchando hermenéuticamente tu nombre. si lo hago tal vez sonría, y si sonriera al evocar un pensamiento amigable de nosotros, estaría tirando al vacío todo el juego que he planeado para menospreciar los lazos que nos unían, tan trascendentes, tan reales y tan malditamente vigentes. 

No. No sonreiré porque recuerdo con exactitud cada movimiento en el tablero, el historial de nuestra partida. recuerdo tu último turno, el que reventó las órbitas que nos ataban, explosión física mas no espiritual, para mi desgracia.

Pero, ¿cómo no me va a molestar la estela de tu presencia, si  la última vez que te vi el mundo te puso a mi lado tan casual? De tantas múltiples opciones, ¿a mi lado encontraste el asiento adecuado? . Mayor desgracia aún porque una voz tercera nos unió en un mismo discurso. Sangro, porque me duelen las dos sonrisas hipócritas que en fondo revelaron la nostalgia que compartimos, cruelmente convergentes.

¿Porqué me esfuerzo por decirlo? ¿porqué? ¿Porqué siento la necesidad de describir el ardor tan amoroso que envuelve la imagen? Siento en mi espalda la insensible caída de la cera derretida de una vela, que gota a gota enrojece mi piel, la caricia del fuego, el equivalente material de cada pensamiento que al gotear aturde mi mente.

¿Eres el mismo? tú,¿aquel que caminó conmigo en las tardes de octubre?¿el mismo que se mofaba de sus competidores para galantear y acercar su rostro al mio?¿el mismo que, cuando quise irme, me atrapó en sus brazos y en vez de soltarme se posó en mis labios?¿el mismo que se escapó por unas escaleras por miedo a flanquear en mi presencia?¿el mismo que no pudo mirarme a los ojos cuando de nuevo se alejó?¿el mismo que después de tanto lío se sentó cerca y simplemente sonrió?

¿Quién eres?, y porqué te acercas en la distancia ¿Qué eres?y porqué no desapareces de una buena vez por todas, llévate contigo todos estos rastrojos que insisten en siquiera mencionarte... llévate el polvo de nuestras miradas, llévate otra parte de mi alma.  

julio 10, 2011

En terreno árido no crecen las margaritas, las Oleadas no marean como la marea.

En él crecían, como en todos, sentimientos de soledad y confusión. Extasiado por espejismos había corrido por un tramo espinoso y ahora sus pies sangraban. Mientras se arrancaba bruscamente las espinas encarnadas y hundidas por la fuerza de su peso en la tierra, recuperaba un poco desanimado el aliento de una carrera que en vez de trofeo dorado le había brindado un trago de hiel para calmar su sed. En el fondo, estaba creciendo y haciéndose más fuerte, pero ¿cuándo ha sido descanso físico suficiente el consuelo de un futuro mejor? En el único momento en que el impulso aparece es en el que el alma y la mente lloran juntas y con una ínfima parte de resistencia se sostienen la una a la otra, un esfuerzo sobrenatural por subsistir. 

La sangre, que ya un poco coagulada se asentaba como una mancha vinotinto en sus plantas, se levantaba, imaginariamente, en un cuerpo sombrío que sonreía triunfante, como padre a un hijo. Podía recordar a la perfección las series de sonrisas que le habían pintado gran parte de su mundo y podía recordar la de lágrimas que le había enjuagado mediocremente la pintura roja del dolor de una bofetada, de un puño, los fuetazos enquistados de su pasado.

La persistencia estaba exhausta, en este momento no podía mirar al espejo sus ojos color humo, lo que le hacía reducir 1 o 2 grados su embriaguez de melancolía, entonces, se sentó en un tronco derribado y miró al cielo reluciente, aún agobiado por el peso de lo invisible. La sangre de sus pies no remplazaba la que debía emanar en su corazón para que éste pudiera empezar a sanar. "Que sangrado tan doloroso aquel que hace esperar la sangre". Fue consciente de su posición con respecto al gigante globo terráqueo en el que vivía y sonrío pensando "que lío más patético"; hacía mucho había buscado pertenecer y no era del todo de allí, había buscado encajar mutilándose un poco, pero era todo tan sólo un Lío Patético.

Con agua tibia, sale más fácil -pensó- Con miel se atrapan más moscas que con hiel. Pero lo que quiero atrapar no son moscas. Seguir con la insistidera y la rogadera es perder el tiempo ¿Porqué no mandar todo a la mierda? Insistir por explicaciones a los actores es como pedirle al dueño del circo que ofrezca diversión gratuitamente, es como llenar un colador de agua ¿Qué razón puede dar el desentendido? - posó su cabeza en el pasto, dejando su espalda diagonalmente bajando hasta su pelvis aún apoyada en el tronco. El cielo le pasó al rededor de una manera pasiva, en una comodidad arrulladora e hipnotizante. 

Un cosquilleo ligero en la mano izquierda le robó dos segundos de su embriaguez ambiental, se liberó del polvo que tanto le percudía el alma, como si las cerdas artificiales de un estropajo le removieran la causa de sus alergias. Recordó haberse sentido intruso en la sociedad de la que era producto, un árbol sin raíz, y con un punzón en el corazón se incorporó para observar el atardecer. Era una escena íntima, entre el sol rayado por las hojas y él. Sabía que más allá encontraría de nuevo esos mismos individuos, con el mismo camino mental, vendiendo las mismas ilusiones, sólo con "distintos" nombres. Una confabulación odiosa, involuntaria y despiadada que colocaba en su camino ramas secas en vez de frutos frondosos.

Con una sonrisa frágil, la única herramienta que sensatamente usaba, se sinceró con el viento. La luz cobriza de la tarde alumbraba el color rojizo de sus pies heridos sólo físicamente. Se tumbó de nuevo al pasto como desarticulado, riendo de los intentos infantiles que procuraban estabilizar un terreno tan irregular, tan nato en la ciudad y tan falso en su calor. Dejó que su voz se refundiera con los soplidos del aire y decidió descansar allí hasta que cambiara su Oleada, la marea de su corazón.

julio 09, 2011

A mis confidentes: el Destino, la Luna y sus amigos

Maldita neblina insensible que rodea este acto interminable como un terciopelo curtido del polvo de la degeneración social, dejándonos, a sus actores, dependientes de los resabios de unas tablas a medio construir; los cimientos que otros construyeron, luego destruyeron, celebraron y lloraron. Estamos aquí mirando hacia la tribuna con la intención de recrear algo mejor, porque eso hace un actor recrea, muy pocos crean.  

Bendito y maldito el destino agridulce que me envuelve en un postre circular. Que me ahoga de crema invisible y glaseado blando, un consuelo deformado por la esencia de algo más grande que nuestra finita existencia. Para mi confidente, ¿quién soy? Dime, querido Destino... Su silencio me arroja una respuesta igual de lógica a él. Soy una cereza inerme ante la masa. Engullida con la misma avaricia y facilidad con la que el mundo nos engulle; a algunos como harina, a otros como crema, y a otros como fruta. 

Soy mercancía publicitada como la solución del mundo, como el animal inteligente. Propaganda de un humano y en general de la humanidad. De mi; del que ama a más de una, del que desprecia al pobre, del que sube al poder mintiendo, del que arrebata la comida de una madre desesperada, del que enfermo mentalmente mata a su familia, del que aniquila sus neuronas como refugio de su propia inmundicia, del que hace la guerra por dinero. Todos, dispuestos como lindos juguetes destructivos sedados por esa sustancia que es al mismo tiempo morfina y formol, sustancia de la que muy pocos luchan por despertarse y menos logran safarce. ¿Somos juguetes de quién? de nosotros mismos, la vieja historia de muñecos.
  
Al calor no calentador de las luces artificiales de la calle, las nubes se humanizaron a mi lado, haciendo que la lluvia despercudiera la estela de yeso que quedaba sobre mi cabeza, rastrojo de tantos disfraces. 

Siendo honesta, en estos segundos nocturnos, mi sensibilidad se ve tensionada por la culpa de ese payaso farsante; y toda esta situación me hace recordar con un poco de nostalgia que aún hay hoyos negros en mi cuerpo que no sanan con un brochazo de estuco.

Maldita luna agazapada. La culpo por traer a colación con un sonrisa macabra de cuarto menguante lo irónico del camino que estoy recorriendo. En su luz me he visto recogida poruna  presencia mística, íntima, que ahora, sólo comparto con su marido, el sol, cuando en su hijo de cielo azul me fortalezco. 

Sin embargo ,esta testigo me hastía con su mirada conocedora. Retroescabadora de mis tripas y oídos. Memoria de las mismas palabras que no eran anunciadas por el emisor sino por el viento retorcido que rosaba mis orejas para enrojecerlas con el murmullo de algo conocido y terriblemente recalcitrante. 

En un vistazo es un caso completamente distinto... pero en la visión espectral, allí está el mismo karma regodeándose de mi debilidad. Cara, ocupación y voz diferente, pero a la larga, una reproducción barata de una serie de condimentos químicos y un par de suspiros por la niebla muy bien conocidos.

¿Pero porque todo son lágrimas secas? Si en una espiral de incienso quemado, me hallo conteniendo la paz que me queda, el resto de la fuerza que mentalmente he dispuesto; porque renunciar, no es una opción. Y estoy aquí, con la cara iluminada por un desconocido fulgor azul, frente a los cuchillos del viento, preguntando el camino y el modo. Caminando sin respuesta, en un laberinto de espinas de miel, sin luz, tropezándome con toda clase de arbustos, que en la recta final convergen en el mismo fin, hacerme tropezar.

Los moretones son de un imperceptible que sólo con los rayos blancuchos de ese astro tan cercano, tan femenino y tan misterioso resaltan como un marcador estas lineas, mis expresiones.

Este cemento, obra de las construcciones de "seguridad" humana está soportando todo el pudor que revienta en mis mejillas con un infantil y tierno toque rosa. Pero, ¿porqué he de alabarlo? si no es más que un montón de vasos internos sangrantes que se abanderan en mi rostro ante la interrupción de mis pensamientos habituales, ¡ante la violación de mi autonomía y curso natural mental!                           

Camino, camino con un ritmo acelerado que no termino de comprender, con un afán de no tener afán. Camino con un grabado en mi espalda, con una luz tan pesada que me oprime el clamor del sentimiento. Algo que sólo yo siento así y que me hace tan corriente como todos. 

Me miraban. Todos ellos, como espectros con ojos brotados y bocas sueltas al borde de babear. Me miraban indagando en exceso. A través de un sólo cuerpo, me observaba un ejército de individuos que se reducían sólo a uno, al Ángel recurrente que es el hermano del Destino, el mismo que a todos nos espera con la paciencia de una piedra.

Me enfrento a tu inmensidad insinuante con una risa corrida, con un aire de retador. Con la sensatez de mirarte sin miedo, como se mira a un viejo amigo, que me acompañará como polvo en mi camino. Me enfrento a ti como si fueras la mancha de mi piel. Me dirijo a ti con la voz de la parte que soy, que reconozco y que resalto con orgullo y exaltación triunfante. Con las palabras de agradecimiento del inicio de una nueva cumbre.