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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

Momentos Creativos
Fabro grafics

julio 10, 2011

En terreno árido no crecen las margaritas, las Oleadas no marean como la marea.

En él crecían, como en todos, sentimientos de soledad y confusión. Extasiado por espejismos había corrido por un tramo espinoso y ahora sus pies sangraban. Mientras se arrancaba bruscamente las espinas encarnadas y hundidas por la fuerza de su peso en la tierra, recuperaba un poco desanimado el aliento de una carrera que en vez de trofeo dorado le había brindado un trago de hiel para calmar su sed. En el fondo, estaba creciendo y haciéndose más fuerte, pero ¿cuándo ha sido descanso físico suficiente el consuelo de un futuro mejor? En el único momento en que el impulso aparece es en el que el alma y la mente lloran juntas y con una ínfima parte de resistencia se sostienen la una a la otra, un esfuerzo sobrenatural por subsistir. 

La sangre, que ya un poco coagulada se asentaba como una mancha vinotinto en sus plantas, se levantaba, imaginariamente, en un cuerpo sombrío que sonreía triunfante, como padre a un hijo. Podía recordar a la perfección las series de sonrisas que le habían pintado gran parte de su mundo y podía recordar la de lágrimas que le había enjuagado mediocremente la pintura roja del dolor de una bofetada, de un puño, los fuetazos enquistados de su pasado.

La persistencia estaba exhausta, en este momento no podía mirar al espejo sus ojos color humo, lo que le hacía reducir 1 o 2 grados su embriaguez de melancolía, entonces, se sentó en un tronco derribado y miró al cielo reluciente, aún agobiado por el peso de lo invisible. La sangre de sus pies no remplazaba la que debía emanar en su corazón para que éste pudiera empezar a sanar. "Que sangrado tan doloroso aquel que hace esperar la sangre". Fue consciente de su posición con respecto al gigante globo terráqueo en el que vivía y sonrío pensando "que lío más patético"; hacía mucho había buscado pertenecer y no era del todo de allí, había buscado encajar mutilándose un poco, pero era todo tan sólo un Lío Patético.

Con agua tibia, sale más fácil -pensó- Con miel se atrapan más moscas que con hiel. Pero lo que quiero atrapar no son moscas. Seguir con la insistidera y la rogadera es perder el tiempo ¿Porqué no mandar todo a la mierda? Insistir por explicaciones a los actores es como pedirle al dueño del circo que ofrezca diversión gratuitamente, es como llenar un colador de agua ¿Qué razón puede dar el desentendido? - posó su cabeza en el pasto, dejando su espalda diagonalmente bajando hasta su pelvis aún apoyada en el tronco. El cielo le pasó al rededor de una manera pasiva, en una comodidad arrulladora e hipnotizante. 

Un cosquilleo ligero en la mano izquierda le robó dos segundos de su embriaguez ambiental, se liberó del polvo que tanto le percudía el alma, como si las cerdas artificiales de un estropajo le removieran la causa de sus alergias. Recordó haberse sentido intruso en la sociedad de la que era producto, un árbol sin raíz, y con un punzón en el corazón se incorporó para observar el atardecer. Era una escena íntima, entre el sol rayado por las hojas y él. Sabía que más allá encontraría de nuevo esos mismos individuos, con el mismo camino mental, vendiendo las mismas ilusiones, sólo con "distintos" nombres. Una confabulación odiosa, involuntaria y despiadada que colocaba en su camino ramas secas en vez de frutos frondosos.

Con una sonrisa frágil, la única herramienta que sensatamente usaba, se sinceró con el viento. La luz cobriza de la tarde alumbraba el color rojizo de sus pies heridos sólo físicamente. Se tumbó de nuevo al pasto como desarticulado, riendo de los intentos infantiles que procuraban estabilizar un terreno tan irregular, tan nato en la ciudad y tan falso en su calor. Dejó que su voz se refundiera con los soplidos del aire y decidió descansar allí hasta que cambiara su Oleada, la marea de su corazón.

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