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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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mayo 22, 2011

A Mis Queridas Hurracas: Parte 2.


Pero de esas demoniácas, zurronas, zarrapastrosas, morrongas ninguna es más repulsiva que aquella que lidera, desde una perspectiva de temor, odio y rencor, esta organización degenerativa. Habrá que recibirla con un efusivo aplauso por ser la maestra del engaño, las falacias y el barro que enloda mentes.

Conociendo su historia, hay que declararla una rebelde frustrada. Gorda mental. De allí tendría yo que preguntarme ¿cómo una persona que se rebeló en la cuna es ahora la castradora de lo que por naturaleza le rodea? Con una mezquindad tan profunda que se disfraza de paciencia, esta mujer se regodea con las marionetas que ha construido y sentada en su casa sonríe torcida mientras brota los ojos en saltos irregulares.

En un comienzo, y después, siempre que la persona atacada esté presente, se desvive como anfitriona, lamiendo la suela como un trapero babea el piso. Tan experta es su actuación, que muy probablemente el conejo desprotegido se dirige con algo similar al amor fascinado hacia la boa que le engulle con la maldita boca salada y pastosa.

Es un Buitre desenfrenado, egocéntrico, con unas maquinaciones carentes de sentido alguno. Es la madre y señora de la chismorreadera, la raíz del árbol torcido. Entonces sólo aquellos seres cercanos al abismo, envueltos irremediablemente por destino caprichoso, vemos con claridad lo borrascoso de su interior. Cada piedra agudamente en punta asoma con un halo de vértigo, despotismo y es un nubarrón profundo que eleva los líquidos inocentes de la vitalidad y los escurre en aguas estancadas. Sus desdenes no son más que un reducido acto teatral que pretende identificar lo malo, lo negro.

Reviento entonces de impotencia por no poder descabezar cada una de estas malditas víboras deprimentes que chupan el poco brillo que produce una ilusión con sus pesimismos y propuestas retrógradas que pretenden reformar el mundo para llegar a la perfección, juzgándose perfectas. Escorias que escupen al cielo.

Debo confesar que es irónico que hable con tanto veneno porque podrían imaginar que estoy rebajándome a su "altura", pero hablo así con la diferencia de que yo no planeo lavar ningún cerebro, sino exponer con todo el asco las sensaciones me agobian cada vez que siento su ajena presencia rondando entre mis narices; porque sólo su olor me hace marearme hasta el retorcijón de estómago. 

La situación comprende tantas enfermedades que salen de mis ojos muchos gritos ¡FISGONAS! Retretes mentales de la escoria del odio.

Lo más lejano para todos los que leen sería imaginar una reacción de este estilo ante los hechos… ante la cercanía, pero los detalles los ignoran, esos detalles que aderezan mis emparedados, mis realidades, esos detalles que me susurran al oído tan viceralmente.

Si pudiera,  les refregaría la cabeza para hacerles ver que el “enemigo” no es otro que su propio ego poseído por el demonio del odio, poseído por la incapacidad y el placer inexplicable del sufrimiento ajeno.

Ay! Que triste semana para recibir con tal desagrado la cotidianeidad refractaria creada por incalculables blasfemas; buenas nuevas de seres en camino a esta vida, a la que no venimos por propia voluntad, pero de la que remilgamos por tener que irnos. 

¿Dónde queda esa fachada de puritanismo y centralidad mental?
¿Dónde que da esa in-diferencia, in-posibilidad, in-variabilidad? 

En la diversidad de posibilidades, en la espalda que sus ojos de Hurraca no pueden ver, en el trasero que prefieren no destapar por miedo a que la podredumbre cause un olor monumental, allí se refriegan los piojos de su existencia, proponiendo un brindis con sangre.

No me dedico sólo a despotricar de unas "damas", no. Me dedico a exhumar estos estorbos de mi vida; a rechazarlos con la fuerza de mi sensatez creciente; a expulsarlos del santuario que antes era oculto por el muro teatral de mis defensas. Las aparto de mi camino al igual que a todos los dulces innecesarios y los espacios de relleno. Los reproduzco por integridad y los observo detrás de la línea.

Entonces sé que los ojos de estas sin vergüenzas, que sé que observan a hurtadillas cada una de mis emisiones,  responderán a estas declaraciones con un “¿seré yo maestro?” ¡Atrevidas!

Porque si hay algo que esté implicado en mis discursos es la esencial referencia interna, es cierto, pero no son su totalidad. Más se amarra a cada palabra sopesada la fantasía creativa que me acompaña sin compasión de los tormentos ajenos posibles y los propios. 

Esta naturalidad que me lleva a no actuar en lo que imagino, pero imaginar más de lo que actúo, más de lo que me rodea. A crear otros mundos. 

Recíprocamente lo que se encuentra tan desagradable es su incapacidad por descubrir el horizonte individual y dejar que los demás hagan lo mismo. 

Todo cambio comienza por el primer paso, la aceptación y reconocimiento. Salud!! queridas.

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