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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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octubre 08, 2012

Al desocupado desesperado


No me había preguntado cuán desocupada puede ser una persona. Y hoy me dado cuenta que esa palabra es difícil de usar. La que en realidad he visto es una persona desesperada.

Meditando un poco sobre el asunto, pienso desocupado es aquel que no se ocupa de lo que le importa. Un momento... más bien, de lo que debería importarle osea su propia vida... ¿verdad? No. Eso es impositivo, ¿quién soy yo para decir qué debe o qué no importarle a una persona sobre su vida? Que no esté de acuerdo, bien, pero juzgarla por no pensar igual significa intolerancia, nacionalismo, europocentrismo, hegemonía... homogenización. En fin.



Bueno, pero si a la persona le interesa la vida de los demás, y la vida gira entorno a las acciones que le dan de qué hablar... ¿porqué llamarle desocupada?


Pues bien, tal vez no lo sea... según su perspectiva, a pesar de que los otros sean libres de pensarlo. Pero de que es deprimente, es deprimente, ¿o no? Digo yo, tan poco valorará a sus amigos, a su familia, a su estudio o proyecto de vida único, que ¡todavía le queda tiempo para interesarse en las minucias de otras vidas! y preciso en la mía. (risa... no tan burlona.)

Digo minucias porque cuando uno crea un vínculo con una persona, lo más natural es que a uno le importe lo relacionado a esa persona. Tal vez no todo, no falta aquel que no quiere saber sobre los amigos de su pareja o su familia, pero al crear una relación de amistad o pareja se construye un círculo expansivo donde se comparten experiencias comunes. Donde al pasar el tiempo, más me importa saber qué sucedió con el grado de su hermano, con el viaje de su madre, con el perro nuevo. 

Lo raro del asunto es que esta persona tan "ocupada" venga a interesarse en quienes no tiene o definitivamente va de mal en peor un grado de relación. En quienes, desafortunadamente para ella, no le prestan la atención que quiere.

Creo que ahí está el problema. Porque entrometerse (dígase de una persona que se mete donde no le llaman, o se inmiscuye en lo que no le toca) en la vida de aquellos que odias para poder criticarlos y tener de qué hablar, demuestra un vacío de relaciones valiosas propias, de corazón, de creación propia y humana. Demuestra el vacío superfluo de una lengua floja y pendenciera. Demuestra una falta de autoestima grave ¿Quién puede considerar su voz como respetable cuando ha silenciado a los demás posibles hablantes con un tapabocas, o, peor aún, con un tiro?

Claro, todo depende del objetivo de vida. Los "enemigos" (si es que a uno le gusta sentirse en un absurdo campo de batalla) o aquellas personas con las que uno por algún motivo no puede entablar una relación aceptable, donde el mínimo respeto sea no hablar mal a espaldas de esa persona, también le enseñan a uno. Le influyen en sus gustos, sus formas de hablar y el hecho de que esté yo escribiendo sobre esto es influencia directa de la acción de una desafortunada personita desorientada. 

Desearía no conocerla tanto como para saber que compite con su madre para ver quién es más bella y que además debe soportar que su hermana menor la opaque. Pero éste no es el espacio  para venir a develar la vida de alguien (bueno al menos no del todo). Y a esa persona le digo sinceramente, LO LAMENTO. 


¿Qué lamento? No lamento ser quien soy, ni hacer lo que hago. Menos tener la voz que tengo o las palabras que de mi corazón salen. Lamento que tu libertad esté encadenada porque así lo has decidido. Lamento que mires la mía con tanto recelo. 

Puede sonar hasta hipócrita, pero no. Lamento que estés perdida, lamento el dolor interno que te lleva a vomitar veneno con la máscara de una satisfacción que esconde la intoxicación tan avanzada que la soledad ha dejado en tu pecho. Lamento que la vida no sea lo que tu quieres, y por ende lamento tu incapacidad para guiarla por donde quieres. Lamento que vayas a leer este escrito y vayas a reaccionar como siempre, poseída de una rabia ciega y propia que se limpia la sangre en los demás para no verse manchada. Lo lamento, no siento lástima. 


Finalmente, cada quien tiene la hermosa libertad de decidir su concepto de vida buena, de plan de vida y de todos los conceptos que haya hecho, tenga o quiera hacer. Y aunque no me parezca tu forma de vida, vívela. Igualmente tengo la mía y aunque tú no la respetes ni toleres, no va a dejar de ser mía. La diferencia es que a mí me da alegría ver distintas formas de vida, no me duele porque tengo muy segura la mía.


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