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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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Fabro grafics

febrero 27, 2011

Quien Le Pueda Nombrar Que Me Lo Diga.

4,3,2,1….
Hace mucho que partió este viaje, relativamente.  Es difícil definir el camino, pero el destino final es el mismo que el de todos, la ecuánime muerte.

Le llevaré, si gusta, a entender qué compone esta nave, pero será su trabajo mental quien entienda el significado de cada símbolo.

El consiente está inconsciente es inconsciente; duerme profundamente, sin siquiera pensar en despertar; no sabe que ha ocurrido o quién es, en cuanto sus ojos cerró. Han vendido ilusiones a su nombre y embarrado mentes virginales con textos ambiguos y malévolos. Han contrabandeado besos y abrazos, reservando también miles de lujurias de excesos sin final. Han excavado en su pecho y encontrado un pulmón con despecho, un hígado drogado de amnesia y una nota en papel pergamino que dice “Don´t try to fix me i´m not broken”. Han revuelto su cerebro con tantos fines, que sus sesos son un spaguetti viejo y fino que jamás será probado y que confunde el qué es lo que quiere con el cómo lo quiere. Está en la estratósfera, rodeado de galaxias y botones que desconoce ni imagina.

El inconsciente yace en el suelo, de un caucho resbaloso y gris; tirado a la ligera como si fuera de juguete.
En la silla del piloto, se ubicado un pequeño monito de brillantes ojos grandes que sostiene en sus “manos” un par de platillos metálicos desmesuradamente grandes, que agita constantemente por cualquier cosa.
La silla del copiloto está vacía y a la espera de que quien lo ocupe no sea tan sólo un titiritero más, que se crea el mentalista maestro; y en el espaldar hay pegada una nota en papel reciclado que dice “Nadie”. 

La tripulación son pequeños y traviesos trasgos que habitan en todas partes y en ninguna; que toman coladores y los llenan de agua, mientras entonan sus gargantas de latón para arrinconar a las dispersas, divertidas y locas esferas de energía, pequeños trozos de memoria, que reparan sus fibras de vidrio riéndose en coritos juguetones. Las estrellas que rodean la nave son dejadas atrás por la propulsión del motor, donde en habitaciones barrocas se hospedan talentos peculiares e integralidades los que a diario son sus herramientas.

Al lado derecho del inconsciente está la escotilla de escape con la manivela dañada y una nota amarrilla que dice “arreglar mañana”. El blanco tiza de la nave atesora una inquietud solemne que afina por grados constelares ¿Qué se puede esperar de esta galaxia aparte?  De este mini-planeta de un solo ser y múltiples habitantes.

El silencio raspa las delgadas capas de tranquilidad, pero en vano susurra porque el actuar del mono de platillos manipula el caos. El monito de grandes ojos cristalinos agita el par de platillos metálicos desmesuradamente grandes por cualquier cosa. Es un mono muy peculiar; medio rostro es blanco y peludo y el otro medio es negro y greteado. En la primera faz posee una gran sonrisa y la segundo una lágrima de rencor. Inquieto, como de costumbre, el monito se mueve girando en la silla; grita como para reventar  tímpanos y luego revienta en una risotada infantil, tocando botones al azar en su propio frenesí.

Cada botón maneja un estado de ánimo, un pensamiento y una acción. Poseido por esta locura animal sin lógica alguna, el mono bipolar crea millones de combinaciones inimaginables que ni el inconsciente ni el infinito tienen consciencia.

Al lado izquierdo del inconsciente está una vieja y empolvada varita mágica tirada en el suelo, con punta de pluma de pavo real. Está una oxidada jaula, para el monito de platillos, y dentro de ella crece tiernamente un trébol de cuatro hojas.

Más allá de la cabina principal, unido a ella por cuerdas diamantadas con el valor de las palabras, se encuentra el centro de operaciones. Este espacio de gran cantidad de cubículos maneja por correo todas las actividades motoras y organiza el itinerario cotidiano, el impulso del corazón mágico. En esta cavidad, que no se ve con ojos humanos, se aceleran  sensaciones que lucen como moléculas excitadas por el segundo que pasó y el que vendrá.

Después de un tobogán de acero templado se llega a un enorme salón de mármol que contiene un lujoso bufet; allí los quesos son pan, el azúcar es salsa, los gusanos mantequilla y los hongos son carne. Hay una habitación prohibida de la que sólo puedo decir que por ningún humano es verídica e internamente conocida, donde un perla, que te ignora por no merecer nada, canta encendida de fuego azul que transmuta a rojo violáceo vivo si te acercas, quemando tus ojos y tu corazón.

Las alas de la nave son dos grandes resortes de carne que con flexibilidad y a pasos gigantes desplazan el universo a su alrededor encontrando su destino en el propio paso. Puntas de cristal y bases de platino. El inconsciente sigue tirado en el suelo, sin conocer lo que le rodea.

El techo de la nave es un conglomerado artístico de imágenes irrepetibles que muestran lo mismo, donde puntillas soportan corazones chorreantes de sangre y lágrimas clavados por imitaciones seductoras a las flechas de Cupido.

El espejo retrovisor es una inmortal mariposa muda torpe que vuela con gracia. El vidrio panorámico sostiene un potente imán transparente que atrae los karmas de Marte, los beneficios de Venus y gira de acuerdo a Júpiter. Que cambia de color según lo que le rija de rojo a violeta, y de violeta a azul.

El inconsciente está tan dormido que luce como muerto; acumula el polvo de una sociedad, arrinconadora e hipócrita, que ignora la existencia genuina de este amigo de Morfeo.

Justo al lado del enorme imán camaleónico, en una vara de oro macizo se sitúa un viejo búho artista que interpreta según su bohemio punto de vista este particular viaje con sus cantos nocturnos. Este búho verdoso imaginario es también real. Es un alcahueta que duerme al consiente y alienta la locura del monito, el intelecto de la creatividad.

No hay que fiarse en este búho estratega porque es artificioso; recoge el universo en su pico y tras engullirlo entero eructa un vaho multicolor y resuelve que esta nave no está disfuncionando y que su estructura es e apoyo al caos perfecto.

Podéis llamarme guía turística o simplemente fantasma de bosque ensoñado, pero ahora no puedo servir de más. 

El caos no sólo es humano si no también universal; es inanimado y dinámico, trágico y satírico; es infinito y limitado para la razón, es odioso e irascible y amoroso en extremo. El caos es perverso y en la oscuridad nunca te dejará ver porque en la luz extrema esconde lo imaginable, mientras juega con tu mente, que es la de todos, con sucias inocentes torturas, sus medios placenteros, de transfiguraciones angelicales.

¿Quieres tirar el mundo? El viaje no termina sólo con una escotilla de escape sino con la valentía de dormir la consciencia y dejar la sabiduría al imprevisto ¿Tienes la capacidad para abstraer que la valentía del mono propio es descubrir que la locura llega como un resultado de descubrir que madurar es reencontrar la seriedad con la que juega un niño como lo dijo Nietzsche y como Nadie lo dice?

3 comentarios:

  1. me encanta como escribes estoy enamorada de los mundos que creas, tan tocables y irreales a la vez, me lei todos tus poemas de un tiron y te felicito tienes mucho talento
    aunque muchos son como tristes, como de soledad siempre pones como que un amor ya no esta
    el o la al que le escribes debio tenerte muy dominada

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  2. Viajé,como guía la brújula del azar y logre aterrizaje termodinámico ferpecto, me gusta lo que construyes con las letras, que talento mujer. que chevere encontrarte en la blogosfera, un saludo linda!.

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  3. Excelente redacción. Saber manejar las palabras es muy importante.

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