"Gitana andando en el equinoccio otoñal"

En su andar nómada, la gitana cargaba con solemnidad el cofre de sus pensamientos. Su ropa vaporosa flotaba con el aire, flotando con la misma tranquilidad que su cabello. La brisa otoñal que prolongaba lo místico del equinoccio alumbraba con pudor el brillo entre sus labios. Esa expresión de máxima humanidad ambientaba sus mejillas y resguardaba su satisfacción.

Con el polvo del camino, llego en un resoplido sobrenatural la fragancia que mantenía aún más en alto esa sonrisa que retrataba como trofeo, victoria de sí frente a sí.

"Me encanta percibir tu aroma." susurró a la presencia evanescente. 

"Se expande a tu alrededor cuando estás emocionado." 

Cerró los ojos con un dejo de ternura que de no usar hace tanto pareció nuevo.

Se estremeció con un poco de vibración sinuosa

"Me encantan tus pupilas dilatas, tu existencia titilante, virtuosa."

Estiró con delicadeza la mano y apretó el puño como si agarrara el aire que fluía en sus dedos. Abrió los ojos para mirar con intensidad la imagen reproducida por el recuerdo. "En un cielo, donde el arcoíris es tu sonrisa y la fortuna se esconde bajo el sol que nos ilumina... el patrimonio no patrimonial, un bien gitano."

Aterrizó a la realidad, sin dejar de sonreír. Divisó los terrenos venideros y serena se relató en silencio el inicio de su travesía.

Pronunció sílabas hilvanadas con hilillos de plata "Ahora que se acerca una partida y un saludo extranjero, me doy cuenta de que las preocupaciones pasan a ser una ínfima gota de rocío que ensalsa los brotes de vida." 

Con sus ojos lo dijo -Una sonrisa cura.

Suspiró con un dejo de locura que siempre la acompañaba. "Me encanta ver que puedo sonreír sin algún conflicto." 

Alejó por un instante la esencia y se enfrentó de nuevo al fantasma de sí y en voz alta se sostuvo con seguridad "Me encanta volver a ser dueña y dominatriz de lo que he sido y quiero ser."

Continuó su andar y le tendió la mano al compañero que ausente la envolvía de ternura " Me encanta tu respiración, signo de la existencia vibrante que sostengo en mis brazos. Me encanta la espontaneidad de tu discurso no verbal. Como en cada abrazo tomas un pedazo de mi esencia y la conectas con un infinito exquisito, íntegro de paz."

Sonrió, como sonreía al verle, como lo haría cuando le viese. Sonrío, porque era la manera más completa y directa de sentirse a gusto con lo circundante.