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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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Fabro grafics

agosto 07, 2011

El joven del árbol.

Respiró tranquilo, sintió partículas disparejas en el viento y sonrió medianamente. Su pelo negro contrastaba con la luz del sol. Era todo más grande que él, los árboles, las casas, el cielo... ella, en cierto sentido, porque él era tan grande para ella como el aire es necesario para respirar y por tanto para vivir. Observó fijamente sus palmas como si al hacerlo ella se reencarnara y la femenina espalda semi-desnuda se contorneara en medio de nervios y sensibilidades, una vez más.  

No existía otoño como tal, pero, en ese mes de agosto, los árboles se resquebrajaban con el viento, arrojando su follaje en una imitación a la lluvia. Soñaba despierto. -Se consumirá con la velocidad que nos devoramos- dijo como final a un discurso mental. La imagen del miedo ardiendo frente a sus ojos le brindaba un cálido alivio. El miedo desaparecería, llevándose consigo la pena y las limitaciones. Aparecieron detrás de sus párpados la imagen de los labios que le robaban el sueño, iluminados por el sol de un poco más de medio día. Un mordisco tenue a sus dedos que ella hacía combinando la picardía y la inocencia; una sonrisa espontánea, la unión de los labios rosa pálido para enviar un beso pequeño en el aire. La provocación más sutil, más suya, los instintos de ambos y la fusión de sus visiones.

En medio del césped que le rodeaba, vio un perro jugueteando con su dueño. Se recostó nuevamente en el tronco de aquel árbol donde por primera vez había sido reloj con ella, reloj sin noción de tiempo, reloj del momento en que se quitaban las telarañas de su corazón y contabilizaban algunas cicatrices a luz de la sinceridad. Se recostó con la tranquilidad que le faltó en la biblioteca al sujetarle a ella los brazos con fuerza, mientras jugueteaba con su cuello, rozando por intervalos el cuello y las mejillas. Sintió el impacto que esas emociones le daban a su estómago y a su corazón. 

Cerró los ojos, formando unas líneas aún tenues al rededor. El mundo ahora transcurría de tarde en tarde y su respiración se aceleraban sólo oír su voz, intérprete de melodías increíblemente afinadas, difuminadas en sus ojos. No podía impedir sentirse alagado por saber el impacto que recibía ella con cada mirada. Sonrió con satisfacción. 

Recordó el momento en que sintió su corazón al borde del abismo para explotar, todo en el resumen más perfecto, un beso. Un beso tras otro, el sabor de su combinación, su sabor exaltado y el de ella integrándose. Sintió como se aproximaban uno al otro con la intensión de fusionarse en un solo espacio, en una misma sensación, en la misma respiración y sin proponerlo, adivinó lo que ella estaba pensando en ese momento, conectados por sus pensamientos mutuos. Ella quería escribir la novela de su vida sobre su piel y dejar que él fuera su editor, quería encuadernarse junto a él, fusionando ese par de cuerpos, de hojas, en el mismo sentimiento.

Se levantó un poco resignado por el trabajo que le aguardaba en casa, siguió sintiéndose pequeño con respecto al árbol testigo de sus susurros. Desprevenido tuvo que aceptar un golpe en su cabeza con un eucalipto como un cumplido y una llamada de atención bastante peculiar y maliciosa. Consumió su cigarrillo con la calma que el sabor de la saliva de ella utilizaba para bajar por su garganta, con una sensación imperceptible, con la integración de ambos. 

Era uno de los pocos en entender que el modo en que ella actuaba y lo que hacía era un poco más que casual y bonito; pero era el único en poseer el remo de plata necesario para avanzar en el río de su alma. Sin darse cuenta, se estaba empapando del aroma que ella desprendía cuando él se le acercaba para "no responder por lo que hacía". 

Realidad. 10 minutos de fumar un cigarrillo y pensar en algo agradable. Dispersó el humo y renovado retomó camino por las escaleras. Respiró despreocupado, pero su  expresión se congeló por un segundo al percibir el perfume que emanaba de su cabello alborotado. Sueño, Sueños. Se dejó guiar por el olfato y al girar, encontró la sonrisa con la que cada mañana se encontraría, los labios que observaría y los ojos que besaría.

No muy seguido, pero si alguna vez en cuando, las estrellas se alinean para hacer que el Destino sea benevolente y deje que los Sueños se vuelvan realidad.

3 comentarios:

  1. nos esperes que el reloj avance a tu favor; construye tu camino.

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  2. las hojas de los arboles se mecian por el viento, y se posaban sobre el cuerpo de esta bella dama, que apenas discutia con el pasar de las horas un tema incocebible, tema que habia descrito por el amor a la lectura. Tuvo prisa. No fue el terminar su libro, ni tal vez el ocaso acariciando su figura con sus colores rojisos la que hizo cambiar su parecer. Fue justamente el temor del tiempo la que hizo que su miedo se apoderara de sus ideas y que emprendiera la marcha en sentido contrario al viento. Su discusion no era el misma, su vida habia cambiado, su libro acabado y una nueva puesta en escena se habia convertido en su nuevo idilio...


    Ella mira hacia arriba, mientras la brisa de la tarde acaricia su rostro, hace un guiño que particularmente la describe, luego baja la mirada al horizonte, toma su libro con su mano derecha y mira el arbol que habia sido su regocijo mientras descubria la pasta final del libro. No discute tema, solo lanza palabras que jamas penso decirle o describirle. Sin acariciarlo se da media vuelta y mientras gira pronuncia dos palabras: TE AMO.
    Mientras ella se aleja el arbol solo piensa;Con un "hola" hubiese bastado.

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  3. en verdad que hermoso, me gusto mucho, no tengo mas palabras para describirlos

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