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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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noviembre 23, 2012

0Testimonio de la mujer de las cuatro décadas. I

I : La mujer desesperada.

Él está casado y yo era su domingo. Aún no entiendo porqué se quedó recostado en la pared de cemento esperándome para saludarme. No entiendo porqué se quedó mirándome. No entiendo porqué, si hablamos tantas veces del tema, no  me lo dijo antes. No entiendo porqué con él.

No tenía contacto físico real con nadie y después de un año de divorcio, todo me hacía falta. La soledad... lo empuja a uno a poner como telón una sonrisa, mientras las lágrimas corren con las canciones que le hacen recordar un pasado más valioso. En ese tiempo, yo "salía" con un hombre, en realidad... sólo por internet. Más de una vez quedamos en vernos, pero como vivía en otra ciudad, imagino que las sábanas ajenas le pesaban para tomar un vuelo y comenzar algo más en serio. Claro que se dio cuenta, yo ya no tenía tiempo, no contestaba el teléfono. Pero con todo lo que pasó, no me interesa. Si el uno las perdió todas, el otro ya está naufragando.

Él hombre en cuestión, me refiero al de carne y hueso, trabajaba conmigo. Los horarios no eran flexibles, pero nos hablábamos. Normal, como cuando uno está entre compañeros y se molesta y se recochan, con muchos temas. Pero él era alguien interesante... No de los que buscan meterse con cualquiera, alguien muy analítico, serio.  

Yo no lo sospechaba, o no mucho. El día que me dijo que le gustaba y que quería tener algo conmigo también me confesó que era tímido. Yo también. "Puedes verificar con todos los muchachos que yo no me he metido con nadie; no quiero que esto sea un amor pasajero; no sabes lo bonito que es tener a quien llamar, esperar y decir te quiero", me decía. 



Nos fumábamos un cigarrillo con tinto de vez en cuando. Normal. Alguna vez me invitó a un café, por fuera. Era un domingo, nuestro único día de descanso. Después vino una cerveza, unas cenas, unos desayunos... citas domingueras. Esa era mi prueba de que en definitiva no estaba bien con su esposa. Eso me decía, y le creo. 

Las sonrisas aunque disimuladas en medio de los hombres que descueran a las segundonas eran un respiro en mis días de comidas para uno y los domingos eran nuestros rincones de películas, de dulces, cafés, cervezas y güarito.

El problema vino después... pero finalmente era inevitable, en algún momento iba a pasar.

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