Es distinta la sensación. Sí, impredecible... el pensamiento, ese que a veces es imagen; otras, sonido; y otras, sensación; ése que de vez en cuando es tan fuerte como las tres cosas unidas y aparece llamado de repente aún por las cosas más inconexas.
Tal vez atraído por una melodía, por el reflejo de una persona ajena, por una brisa helada o por la misma acción con distinto dueño, como los que besan a una persona y piensan en otra.
No sé si para todos es lo mismo. Claro, la época no ayuda, ahora, con el internet, uno puede buscar las fotos del que quiera ver... pero eso no compra el recuerdo. Imagino que antes, la memoria servía a más largo y detallado plazo.
Aún sin ver fotos, lo pienso.
Incluso, en el momento en que uno recuerda a alguien no se se recuerda con exactitud fidedigna, sino que proyecta la imagen que uno quiere ver de esa persona. No sé si a todos les pasa lo mismo, pero por más que me esfuerzo, no sé si es mi memoria, mi cerebro o mi sentimiento el que no funciona. Por más que quiero, no retengo a la perfección el rostro de quien recuerdo, a ratos, a pocos, a impredecibles.
Pero, si recuerdo algo: expresiones. Que son como marcas de agua que van indelebles con esa persona, que no se repiten y que se graban en mi recuerdo más aún que un nombre.
Los recuerdo, sonrientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario