Son las 5: 30 de la tarde. El taxi tiene espacio de sobra.
Me pregunto… ¿Qué estarás sintiendo? Ya estás volando… ¿Cómo
estarán posadas tus piernas y cómo se sentirá tu espalda?
Estoy silencio… ¿por qué? Que estúpida pregunta… ¿con quién se
supone que habría de hablar?... pero respondo. Creo que es porque aún no asumo
la distancia.
He mirado la sarta de piedras que recubre mis muñecas, como de
seguro tú ya lo habrás hecho también. Sí, en eso debes estar pensando. Debes
estar oyendo mi voz en tu cabeza… siguiendo con atención las palabras que te
escribí, tu historia sanadora.
Me pregunto si lloras ¿Por qué? … No lo sé.
Mi alma lo hace, pero mis ojos no. Ese último abrazo ronco y asfixiado
entre mis pequeños sollozos repentinos, eso fue lo último. Sin embargo, creo,
aunque no creo, aunque no sé, que lloraré después… cuando mi defensa se de
cuenta que, tras días de sobrellevar sedado mi anhelo de verte, de mañana en
mañana, llegaré el día en que lo acepte… no estás.
Por eso pregunto si lloras… porque temo que me lo escondas… Mas no
puedo hacer nada aparte de especular… y de pensarte.
El día más duro será mañana, es seguro… Al pensarlo me duele y al
nombrarlo la voz se me corta y no llego a terminar lo que iba nombrar.
¿Qué me dices de las manos unidas? ¿De la oración en la capilla?
Hermoso… Dios te cuide…
22… L… Coincidencias grandes… tu edad, el cuatro, mi nombre. Me
pregunto cómo te va.
Por ahora sé que mi silencio no es más que la cobardía de aceptar
la distancia. Pero despreocúpate, amor, aún, en la intocable lejanía… sé que
estás conmigo.
Es la entrada o la salida?. Es mi puerta de embarque o me equivocado de nuevo?. No dejo de pensarla, se que sera un viaje largo, pero dentro de mi equipaje de mano, en mis manos y en mi pecho me acompañas. Guardo la esperanza de ver hacia la selva de cemento y mandarte un beso que te llegue de prisa. -.....- Pasa el tiempo, el avion es frio y mi compañero de puesto, un asco. Sus lagrimas no cesan. Pero no es justamente por distancia de un ser querido, no. Sus lagrimas no cesan por que no conceden su capricho. Te pienso. Lloro en silencio con la idea de que asi podre estaar mas tranquilo y no demostrar tristeza de mis ojos para afuera. Fallo. Las lagrimas recorren mis ojos y sutilmente caen sobre mis piernas. Mi compañero y yo ahora lloramos juntos, por caunsas diferentes pero en fin juntos.
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