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¿Quién es Lince? Soy un ser humano que ve en la realidad situaciones amargas y dulces. La metáfora, como una manera de ser implícitos, es mi modo de ofrecerle mis perspectivas sobre diversas cosas de el mundo que hemos creado. Espero lo disfruten.
"Límite es la palabra que define el momento en el que debes detenerte ante la dificultad de que tus decisiones no recaigan enteramente en tu voluntad". L.P

Momentos Creativos

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Fabro grafics

marzo 12, 2011

Ingrid, la arruga, el adiós y el reemplazo.

Ingrid caminaba en la distorsionada luminosidad nocturna. A su lado había pasado un perro vagabundo que tan sólo con verle las costillas pegadas al pelaje, producía compasión.

La luna cuarto menguante se bañaba en el cielo, derramando hilos plateados de luz que se fundían con los rayos artificiales de los faros de la calle. Después de chitar al perro, la mujer de contextura atlética escuchó con más atención que cualquier otro día el rugir de la flora de asfalto. Nunca antes se había dado cuenta de que el volumen cotidiano ocultaba los reales sonidos de la calle.

Pasó una pequeña rata corriendo velozmente y se retiró con un brinquito inocente. Dos cuadras más adelante, desvió de camino para evitar pasar por el parque del barrio, donde jóvenes agazapados entre los arbustos fornicaban y metían drogas.

-Y ahora qué. Que fácil es abrir la puerta sin pensar lo que se deja atrás.- Pensó Ingrid, mintiéndose, porque la imagen de su amante con una destrozada sonrisa irónica estaba tatuada en sus párpados.

Llegó a su casa y se detuvo para mirar la fachada. Un par de tejas corridas se acomodaban sobre la canaleta y la puerta de metal verde tenía una suave capa de color café, que debía ser algo similar al óxido.
El frío de la noche le había helado el rostro. Hizo un par de muecas para distensionarlo y se detuvo en frente del espejo del pasillo. Se acercó un poco para observar mejor y una expresión de horror controlado salió de su cara al notar el naciente camino ondulante hendido alrededor de sus ojos.

Dejó a un lado su bolso negro de un material similar al cuero y puso sus llaves en la casita de madera situada sobre los interruptores de las luces. Subió las escaleras de cemento y se tiró en la cama de colchón duro. Sintió un leve totazo en su espalda, pero lo ignoró. Cerró los ojos y se abrazó con fuerza.

-Refútame y abrázame... dime lo que sientes, otra vez.- Le susurró a su almohada, como si ésta fuera su Alguien. -Para sentir que estoy en ti y que aún en la lejanía piensas en mi.- dijo un poco más duro.

Recordó una imagen y abrió los ojos con resentimiento. Soltó la almohada y se acercó a la ventana. Miró el cielo y sonrió al ver una pequeña estrella fugaz a la que sólo le pidió el deseo de dormir bien esa noche.

-Abrázame y convénceme de tu papel de príncipe....- Respiró profundamente y sintió un leve escozor en sus entrañas. Hacía un par de meses que le habían diagnosticado gastritis y no había comido desde el almuerzo. Se acomodó el cabello en la oreja -Gritaré a la luna otra vez que no me importa si te vas siempre y cuando prometas que no regresarás.

Volvió a girar y en sus ojos color girasol se asomó un brillo nostálgico. Se desnudó lentamente y se puso una bata de dormir. Ignoró a su consciencia que le indicaba que se lavara los dientes. Ignoró a su estómago que rugía de hambre, pero escuchó con atención la voz inteligible de su corazón pidiéndole que aplicara la ley del olvido. Se cubrió con las cobijas, mientras que se dictó mentalmente: "sé que no le encontraré para que proteja mi alma... se que me congelaré en el pasado y sólo despertaré cuando el anillo de matrimonio que rechacé se pose en mano de una joven de piel tersa y sonrosada.

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